Chichén Itzá, Yucatán, 31 de octubre de 2009.- En el marco de la última presentación de su gira «Live in concert» por México y Latinoamérica, Sarah Brightman transformó los vestigios prehispánicos de Chichén Itzá en un escenario natural.

 Acompañada del contratenor Fernando Lima y el tenor Erkan Aki, la soprano inglesa, invocada por sus canciones y el misticismo del Templo de Kukulcán, protagonizó una noche de hechizo y seducción.

El despliegue de arias de ópera y otras piezas clásicas, pero también canciones de pop, bastaron para confirmar su calidad vocal que le ha valido la venta de más de dos millones de dvd’s, 26 millones de álbumes y la obtención de 170 discos de oro y platino en  34 países.

Como estaba programado, la Gobernadora Ivonne Ortega Pacheco, encabezó la bienvenida, acompañada de funcionarios estatales, municipales, federales y diversos artistas, que disfrutaron del concierto.

En claro español y a manera de bienvenida, la cantante saludó a los presentes a quienes dijo, interpretaría éxitos internacionales que “espero les hagan pasar una noche de felicidad”.

 Desde temprana hora, el desfilar de personas por las más de seis mil butacas, auguraba un espectáculo sin par, tras el que los presentes terminaron por sucumbir, ovacionando de pie, las indescriptibles emociones transmitidas por una garganta de prodigio.

Bailarina de teatro musical, compositora y cantante, Brightman mostró su arte interpretativo en una velada divida en dos actos, incluyendo la versión en solitario de «Time to say goodbye», que la lanzara en 1977 a la cima, tras convertir su interpretación, junto con Andrea Boccelli, en el sencillo más exitoso de todos los tiempos.

Bajo la luna de octubre y con el templo de Kukulcán a sus espaldas, Sarah Brightman llegó elegantemente vestida para el inicio, cuando las manecillas marcaban las 21:05 horas.

A lo largo de su recital, la soprano se fusionó con las notas emandas de los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, encabezada en esta ocasiòn por el director invitado, Paul Bateman.

En plena comunión musical, que incluyó siete cambios de ropa por parte de la cantante, predominaron largas telas y vistosos colores, que engalanaron la puesta en escena.

El despliegue musical de la artista nacida en Berkhamsted, Inglaterra, incluyó innumerables y aclamados temas como: Anytime, Anywhere, Harem, Symphony, The Phantom of the Opera, sin dejar de lado éxitos del género pop, caso de Dust in the wind; Whiten Shade Of Pale y Who Wants to Live Forever.

 Mención especial merece su interpretación de Nessum Dorma, una aria de la ópera Turandot, donde puso en pie a los presentes con el rango vocal más alto de la noche.

 «Un E6 sobreagudo», terció el aguayaberado intelectual de al lado, para de inmediato encontrar respuesta de don Fernando, un sexagenario seguidor de la soprano, quien apuntó: «el encore del Fantasma de la Opera lo termina con F6 sobreagudo. Está escuchando la nota que no ha alcanzado jamás alguna otra soprano clásica»…

 Así, su género musical catalogado como Classical Crossover, que la ha llevado a interpretar canciones en ocho idiomas, como inglés, español, latín, francés, hindú, italiano y hasta mandarín, dio paso a melodías majestuosas, para una actuación maciza y convincente.

 Con excelsa iluminación y acompañada de violines, violas y violonchelos, guitarras y sintetizadores, Sarah Brightman culminó su actuación con el citado «Time to say goodbye»(Con te partiro), presentado en el Campeonato Mundial de Boxeo en Alemania en 1995, en el que se conjugó el sentimiento y la grandilocuencia coral, con el público rendido a sus notas.

Tras sendas ovaciones cerradas, la cantante volvió al escenario en un par de ocasiones para interpretar Deliver Me y culminar con Question of Honor, una velada de embeleso.

Sarah Brightman entonces, protagonizó una noche plena de magia, con luz de estrella internacional, que le ha valido este día un triunfo clamoroso en el que se ha convertido en uno de los más grandes escenarios del mundo: el ancestral legado de los mayas: Chichén Itzá.