Hace unos años nos habría parecido ridículo usar protector solar en interiores, pero hoy en día son muchas las personas que lo hacen. ¿En qué se basan?
El uso de protector solar ha cambiado mucho en los últimos años. Antiguamente, solo se usaba en verano para ir a la playa. No importaba que una persona pasase horas al aire libre a pleno sol. Se olvidaba que lejos del nivel del mar nuestra estrella también puede quemar. Con el tiempo nos concienciamos más en ese aspecto. Más tarde nos concienciamos con la importancia de usarlo en la cara, para prevenir ya no solo el cáncer. También de los signos de la edad. Incluso se empezó a usar todo el año y reaplicando cada dos horas. Ahora, por si todo esto fuese poco, podemos ver a algunas influencers asegurando que también lo usan cuando se encuentran en interiores. ¿Se nos está yendo de las manos o es cierto que es necesario?
Bien, aunque pueda parecer extraño, sí que es cierto. Cada vez hay más estudios que apoyan la necesidad de usar protector solar cuando no nos encontramos al aire libre. Se suele hablar de tres razones, aunque una de ellas no cuenta con suficiente evidencia científica.
La primera razón reside en el hecho de que normalmente no pasamos 24 horas bajo techo. Solemos entrar y salir, por lo que si nos ponemos el protector solar cuando aún estamos en casa no nos olvidaremos de él al salir. Se trata de hacer una rutina de manera que nos protejamos automáticamente. La segunda razón es que algunas radiaciones perjudiciales pueden atravesar los cristales de las ventanas. Más nos vale estar protegidos. Finalmente, la última razón son las pantallas azules de los dispositivos electrónicos. No hay prácticamente evidencia científica de esta última, pero las otras dos sí debemos tenerlas en cuenta.
Protector solar para prevenir el envejecimiento
Hay tres tipos de radiaciones ultravioleta: UVA, UVB y UVC. Las de tipo C son las más energéticas y las que más daños podrían ocasionar sobre nuestra piel. Afortunadamente, las absorbe por completo la capa de ozono, de manera que, salvo que el famoso agujero de la misma llegue a hacerse muy grande, estamos a salvo de ellas.
Las siguientes son las de tipo B. Una fracción de ellas es absorbida por la capa de ozono, pero otra parte sí que llega hasta nosotros. Son las principales responsables de las quemaduras y el cáncer de piel, ya que pueden causar mutaciones en las células, que no siempre se pueden solventar con los mecanismos naturales de reparación.
Finalmente, la capa de ozono no absorbe nada de las UVA. La parte positiva es que son las menos dañinas, pero sí que intervienen en el envejecimiento de la piel. Por eso, lo ideal cuando usamos protector solar es que sea eficaz tanto frente a las radiaciones UVA como a las UVB.
El problema de los interiores
Los cristales de las ventanas retienen por completo las radiaciones UVB. Por lo tanto, estamos protegidos del cáncer de piel. No obstante, las UVA sí que pueden atravesarlos. Es por esto que se aconseja usar principalmente protector solar facial cuando nos encontramos en interiores.
Por ejemplo, si trabajamos frente a una ventana por la que entra mucho Sol, este puede ir poco a poco facilitando el envejecimiento de la piel. Lo ideal sería usarlo por todo el cuerpo, pero sobre todo es recomendable en la cara, para prevenir arrugas.
En definitiva, el protector solar no es tan necesario en interiores como en exteriores, eso es lógico. Pero, por si acaso, no está de más poner en la cara una capita con un SPF 30 como mínimo.
Fuente: Hipertextual.com
