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Las Patronas

Una luz encendida por el otro
A muchos nos duele el sufrimiento de los demás, pero sólo eso, allí queda. Las Patronas se apiadan, alzan la mano y dicen aquí estamos, ¿cómo podemos hacerlo menos doloroso? Esa es la diferencia entre su grandeza y nuestra cobardía.

El Olimpo de Mérida fue el escenario, allí decenas de jóvenes las miraban asombrados, sus rostros curtidos por el sufrir y el dolor ajeno. Norma Romero es la que más atrae, su mirada parece distante, incluso ajena a una simple charla de café. Ella es fuerte, sólida como una roca, es un motor revolucionado que impide la caída de esta agrupación solidaria que nació a la luz de las urgencias de los migrantes.

maxresdefaultLas Patronas es una agrupación de mujeres -y alguno que otro hombre- que se echaron en la espalda la dura responsabilidad de dar alimento y agua a cientos de migrantes que todos los días arriesgan su vida montados en ese tren, convertido en leyenda negra, La Bestia. A estos migrantes nadie les tendía un lazo, parias sin actas o pasaportes, menos aún la visa, ellos iban perdiendo fuerzas y vida conforme avanza ese enorme tren cargado de sueños y despojos.

Norma, me llama la atención no ver y escuchar entre ustedes algún dejo de crítica, coraje o revancha social, ¿cómo logran eso?
Estamos por convicción propia, nadie nos ordenó u obligó, lo asumimos como un compromiso con los demás, incluso a sabiendas de que aquellos que nos critican “por ayudar a delincuentes” -así nos decían-, pudieran tener razón, ni siquiera ese argumento nos desvia de nuestra meta: evitar que el prójimo pase hambre. Nuestra abuela nos decía “Dios ha sido generoso con nosotros, nosotros tenemos que devolver algo de lo mucho que nos ha dado”.

¿Les importa de dónde vienen, su origen?
No, nunca. Al principio nos llamó la atención su acento, ¡mira tú, creo que vienen de Honduras!, -le dije a una compañera-, luego la rapidez, el arrebato de los lonches, los gritos, el mirar que a algunos podía no tocarle comida, nos puso en alerta permanente. Siempre creía que allí podrían venir nuestros hijos o los hijos de nuestra familia. Incluso pensaba, no sólo buscan el sueño americano, también huyen de la violencia de su país, le juro que nunca pensé que ahora en Veracruz nosotros estemos igual o peor.

Esa Bestia, así se le llama al tren que los arrastra desde Chiapas y pasa por esa zona de Veracruz, tiene un oscuro récord, de ir matándolos por el camino, se los sacude como un perro a las pulgas, nadie los llora, nadie los reclama, ya no son noticia. ¿Qué hicieron para que aminore su marcha?
Al principio el maquinista cruzaba la comunidad acelerando la locomotora, ellos estiraban la mano por la comida y a veces los dejaba mal heridos, mutilados o muertos en la vía. Entonces pensamos, el maquinista también es un ser humano con hambre, así que le hicimos un lonche especial para él solito, y la cosa cambió, La Bestia ya para casi por completo para poder abastecer a los migrantes.

Las Patronas son un grupo de mujeres voluntarias de la comunidad La Patrona, en la localidad de Guadalupe, municipio de Amatlán de los Reyes, que desde 1995 dan alimentos y asistencia a migrantes en su paso por Veracruz; principalmente en las vías del tren La Bestia, donde lanzan víveres a los y las migrantes.

Su trayectoria en la asistencia y defensa de derechos de las y los migrantes les ha merecido reconocimientos varios, tales como el Premio Nacional de Derechos Humanos 2013; Premio Nacional “Sergio Méndez Arceo” 2013. En agosto de 2015 fueron nominadas al Premio Princesa de Asturias de la Concordia, después de la campaña en change.org que logró reunir más de 50 mil firmas de apoyo.

Ellas son:
Norma, Bernarda, Rosa, Nila, Tere, Toña, Karina, Blanca, doña Tere, Julia, Lupe, Mariela y Pepe forman parte del grupo Las Patronas.

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