Los estudiantes de ingeniería de la Universidad Anáhuac Mayab aprendieron ayer que en el campo del emprendimiento el fracaso puede ser tan importante como el éxito y que encarrilar un nuevo negocio hacia la prosperidad tiene que ver más con el valor, la lucha, la constancia y el sacrificio que con cualquier otro asunto, incluyendo el dinero.
Gestas como las de Juan Pablo Castillo, quien lo perdió todo de la noche a la mañana y fue capaz de levantarse; Oscar Román, galerista que sufrió la muerte de su socio y tuvo que comenzar de nuevo desde cero; Tanya Moss, diseñadora de joyas a quien un huracán puso a prueba, o las de Luis Espinosa, Fernando Fisicaro y el moderador Gaspar Gorocica son ejemplos perfectos de que el fracaso nunca es pretexto para dejar de luchar.
“La base del éxito son los fracasos. Todos se equivocan de una forma u otra, pero lo que importa es cómo se reacciona y se aprende de ese tropiezo”, comentó Gorocica Romero, para quien no dejarse vencer por la frustración genera resiliencia, la capacidad de asimilar situaciones límite y reponerse.
“El fracaso es parte del plan de negocios, es parte del proceso de detectar oportunidades. Los emprendedores deben aprender a fracasar temprano, fracasar bien, reponerse y seguir adelante”, añadió el CEO de Grupo Puesta Punto, empresa especializada en diseñar, construir e implementar Plataformas de Transferencia de Conocimiento y Cultura, quien comentó que en su caso ha creado 17 empresas, “de las cuales sólo tres han funcionado y sólo una ha funcionado bien”.
Realmente, dijo, lo importante del foro fue dejar en claro que todo el mundo, sin excepción, sufre en el camino hacia el éxito. En el fondo, la verdadera diferencia entre quienes trascienden y quienes se quedan estancados, es la actitud ante el fracaso: “unos se echan para adelante y siguen sin miedo; otros se echan para atrás, vencidos por la frustración”.
“Aquí hay siete emprendedores que se levantaron y siguieron adelante cuando tropezaron. Es lo único que los diferencia de siete que no están acá”
