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Sillón de la lectura recomienda: Al filo del agua de Agustín Yáñez

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Sillón de la lectura recomienda: Al filo del agua de Agustín Yáñez

al-filo-del-aguaPor Virginia Carrillo.

La primera frase de la novela Al filo del agua del jalisciense Agustín Yáñez (1904-1980) reza: “Pueblo de mujeres enlutadas”, anunciando la atmósfera que envolverá al texto de principio a fin, donde los hombres tienen -revirando esa línea inicial- el lugar protagónico en su comunidad.

Publicada en 1947, es una de las obras representativas de lo que se conoce como Novela de la Revolución. Escrita en una prosa de alto valor literario, es comparable con Los de abajo de Mariano Azuela y La sombra del caudillo de Martín Luis Guzmán.

Ambientada en lo rural, la novela transcurre en Yahualica, un pueblo maicero de los altos de Jalisco –parecido a la Comala de Rulfo- donde el ascetismo y la ausencia de cualquier manifestación de gozo o erotismo marcan cada espacio del relato. Cronotopía donde el estoicismo iguala a pobres y ricos. Transcurre en los tiempos previos al estallido de la Revolución Mexicana.

La novela de Yánez –gobernador de Jalisco de 1953 a 1959- concentra en su universo cerrado la cultura y la idiosincrasia social de la provincia en los primeros años del siglo XX, de este modo la dominación de la Iglesia Católica en todos los ámbitos de la vida cotidiana y las rígidas normas de interrelación entre los géneros, quedan caracterizados en Al filo del agua:

“La iglesia es el lugar público donde concurren varones y mujeres, de toda edad, por igual; sin embargo, incluso en ella la separación de sexos es rigurosa. …el lado del Evangelio queda reservado exclusivamente para los hombres, y el de la Epístola para el devoto femenino sexo como si el sitio sagrado no fuera suficiente para evitar el pecado de “la carne” y la lujuria si varones y mujeres compartieran, mezclándose, un mismo espacio.”

De lo anterior explica Nelson Minello Martini (La ventana número 6 / 1997) lo siguiente: De todas formas, es fundamentalmente allá, en el mundo de la iglesia que los varones miran a las mujeres, donde éstas se sienten miradas-deseadas. El atrio es el lugar de encuentros “casuales” donde los y las jóvenes intercambian miradas, a veces algunas palabras, quizá un billetito rápidamente escondido. En esta atmósfera asfixiante, de control continuo y prácticamente total, la sensualidad, el goce de los sentidos, penetra por todos los poros de la vida societal.

El placer, estigmatizado entre los pobladores de Yahualica, busca resquicios por donde brotar:

“El deseo, los deseos disimulan su respiración. Y hay que pararse un poco para oírla, para entenderla tras de las puertas atrancadas… Los deseos, los vívidos deseos, los deseos pulidos y el miedo, los miedos, rechinan en las cerraduras de las puertas, en los goznes resecos de las ventanas; y hay un olor suyo, inconfundible, olor sudoroso, sabor salino… por todo el pueblo, a todas horas…”

Al filo del agua, título que refiere la metáfora campirana del instante previo a la caída de una lluvia; es considerada una de las mejores novelas del siglo XX. En Mérida puede conseguirse la edición de Porrúa, en la Librería Gandhi al precio de 120 pesos.

 

Agustín Yáñez
Agustín Yáñez

 

 

 

 

 

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