Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Música campesina maya, tradición vigente

Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Música campesina maya, tradición vigente

Coordinan investigación de música ritual del oriente yucateco.
de5e084af89611e4243e32e549b4daf0La música ritual del oriente yucateco sigue viva en la dinámica de la sociedad actual, afirmó Víctor Acevedo, coordinador de la investigación «Ki’ichelem Tata Dios», que da título al disco 41 de la serie Testimonio Musical de México, editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Se trata de un trabajo fonográfico, realizado a través de la Coordinación Nacional de Difusión, que da cuenta de la presencia de una sociedad indígena que ocupa buena parte del estado, con una tradicionalidad vigente y una construcción cultural distinta.
La edición de «Ki’ichelem Tata Dios» fue parte de un proyecto más amplio sobre el estudio de la música de Yucatán, dividida en campesina e indígena. Los primeros acercamientos los realizaron Norberto Rodríguez Carrasco y Araceli Zúñiga Peña.
«Fue una aventura trabajar en lugares donde se habla más maya que español, y no fue fácil convencerlos de grabar».
Yucatán no tiene registros sonoros de música maya, sólo sobrevive la de los Altos de Chiapas.
Con la llegada de los españoles, las culturas se combinaron. Esta colaboración se refleja en los rezos donde, por ejemplo, invocan a santos y vírgenes para que les ayuden en los rituales, pero también a sus deidades: al viento, la lluvia y el jaguar.
La variedad musical de Yucatán va de lo más antiguo a lo más arraigado, como es el caso de los rezos a los que musicalmente les van incorporando otros elementos como el tunkul (caja de resonancia) y la armónica, en cantos con una fórmula más salmódica, como en algunas iglesias en latín, pero que están hechos en maya, llegando a la jarana yucateca, y que se incluyen en el disco.
«Se toca para las deidades, santos, propiciadores, los que cuidan el ganado; se organiza la fiesta, las jaranas, y se baila al son de trompetas y saxofones. La jarana tiene una forma peculiar de bailarse; recuerda las jotas españolas que no usan castañuelas pero sí levantan los brazos, como en el flamenco, con el fin de agradar a sus dioses», abundó Acevedo Martínez.
La jarana maya o yucateca significa jolgorio, bullicio, diversión. Las jaranas que los mayas de la parte oriental -región conformada por 20 municipios, entre los que destacan Valladolid, Tinum y Yaxcabá- son las mismas que ejecutan en Mérida o en Cancún; lo único que cambia son los sentidos y las formas de tocarlas.
Ésta es ejecutada con instrumentos de aliento. La dotación básica de una banda de la parte oriente la constituyen dos saxofones, una trompeta, un trombón y timbales de orquesta.
Cuando quitan los timbales -porque dificultan el desplazamiento al caminar- y se incluye una tarola, se llama «banda de gremios», pero es la misma. En otro ámbito, las orquestas jaraneras de Mérida incorporan más instrumentos: varios saxofones, trompetas, timbales y bajo eléctrico. Son grandes orquestas jaraneras no tradicionales.

 

Con información de Notimex.

Facebook
Twitter
LinkedIn