La península de Yucatán es un territorio repleto de zonas arqueológicas; una de las más interesantes es Becán, una capital regional maya.
Todos hemos oído hablar de la belleza de Chichén Itzá, Calakmul o Uxmal; sin embargo, la zona arqueológica de Becán es única por sus curiosos rasgos arquitectónicos.
La cultura maya fue una de las más importantes y fructíferas de Mesoamérica. Su legado es enorme: en arquitectura, organización social, matemáticas y astronomía no tenían rival. Los vestigios de sus ciudades, cuidadosamente construidas, dan cuenta de ello. La orientación y función de sus edificios obedecía a una cosmogonía intrincada y llena de significado, la cual obedecía al medio natural y a la disposición de los astros en la bóveda celeste. Entre las muchas zonas arqueológicas mayas que existen, una de las más interesantes es Becán.
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Su nombre significa “camino o cavidad dejada por el correr del agua”, el cual hace referencia a su rasgo más distintivo: un foso. Este foso rodea a los principales conjuntos arquitectónicos del asentamiento, que conformaban el núcleo de la ciudad, por su localización, altura y tamaño. Becán se ubica en Campeche, en la región conocida como Río Bec. Su apogeo fue durante el 600 y el 1,000 d.C. Además de su foso, hay muchos otros elementos que la convierten en un lugar digno de estudios minuciosos.
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Su arquitectura presenta grandes paneles que se asemejan a un tablero de ajedrez, además de altas y angostas torres a los lados de los templos principales. Estas torres tienen escalinatas, y templos aparentes o falsos; si bien puede pensarse que estos elementos eran decorativos, en realidad cumplían funciones específicas y útiles. No obstante, la característica más importante de Becán es su foso, previamente mencionado.
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Como los fosos de los castillos medievales, los investigadores especulan que su función era bélica: fungía como una defensa de la ciudad, para protegerla ante potenciales invasores. Para ingresar a la zona que rodea el foso hay siete entradas principales, por las que accedía la población dedicada a labores agrícolas y artesanales que vivía fuera del mismo. Cabe destacar que Becán era capital regional; es decir, que encabezaba la organización político-territorial de otros asentamientos menores. Quizás eran precisamente este poder e influencia los que requerían de una defensa más robusta, para mantener su superioridad sobre sus rivales.
.-Con información de MXCITY