Al recital del músico británico le falta la magia, la armonía y el esplendor de los conciertos de Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y Sarah Brightman en Chichén Itzá.- Disturbios en la fila H
Por Martha Esther López Huan
Chichén Itzá, Yucatán, a 03 de abril de 2010.- Los dioses mayas no perdonan: permiten que Sir Elton John llegue a Chichén Itzá y cumpla su compromiso con Cultur, pero sin la magia, la armonía y el esplendor de sus antecesores Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y Sarah Brightman.
El hermoso Castillo de Chichén Itzá, mudo testigo del recital denominado “La Noche del Sol”, se robó las miradas, pues aunque Martha Sánchez, Pablo Montero, Amanda Miguel, Diego Verdaguer, Cristian Bach, el periodista Ricardo Rocha y otras personalidades del jet set ya habían estado antes en el lugar, se volvieron a enamorar de esa maravilla del mundo moderno.
“Es un orgullo no sólo de Yucatán, sino de todo México”, indicó la cantante española, que estuvo muy accesible y aplaudió la actuación de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, mientras el gentío seguía llegando a la zona arqueológica de Chichén, convertida en un corredor comercial.
Desde la entrada del hotel, hasta la zona arqueológica, los patrocinadores “adornaron” el camino.
Aunque en principio no dejaron tomar imágenes del recital, ni brindaron programas de mano, varios periodistas gráficos se las ingeniaron para realizar su labor.
Por primera vez en un recital de esta magnitud en Chichén, se registraron disturbios en la fila H, donde incluso había niños, pero no pasó a mayores gracias a la intervención del Grupo Lobos de la Secretaría de Seguridad Pública.
El recital de Elton John continuaba, pero sin magia. De hecho, el evento se vio empañado desde el principio, cuando se cayó el techo del escenario y dejó como saldo tres heridos.
Los habitantes de Pisté lo atribuyen a que la milenaria ceremonia maya para pedir permiso a los dioses mayas no se realizó en tiempo y forma.
“Los dioses mayas no perdonan y como los ingleses son incrédulos mostraron su poder para que crean”, dijeron mientras las manos de Sir Elton John jugaban con el enorme piano de cola negra y a lo lejos se escuchaba su voz, apenas a mitad del recital.
Para algunos valió la pena y otros… simplemente lo calificaron como “bueno», porque según explicaron, «hizo falta algo… «
