Un estudio publicado en el Journal of Agriculture and Food Chemistry demostró que algunos insectos pueden ser sustitutos de la carne para el consumo humano.

Diversos experimentos ya habían constatado que los insectos son una fuente importante de proteínas, pero para poder considerarlos como sustitutos de carne, también debían contener hierro.

En el estudio se analizaron insectos como grillos, saltamontes y algunos gusanos para determinar la absorción en el organismo, y concluyeron que los grillos tienen altas cantidades de hierro en comparación con otros insectos, pero que todos son ricos en nutrientes como magnesio, zinc, calcio y cobre.

Esto confirmaría que los insectos podrían ser una alternativa sostenible al consumo de carne y pescado, e incluso cubrir las necesidades nutricionales de personas con deficiencia alimentaria.

Los insectos son ricos en sales minerales, calcio, vitaminas del grupo B y son una fuente importante de magnesio; además, en estado de larva, proporcionan calorías de gran calidad, ya que están conformadas por ácidos grasos poliinsaturados que no hacen daño al hombre.

Aunque el consumo de insectos en algunas regiones del país es tradicional, actualmente dos mil millones de personas alrededor del mundo también consumen insectos como parte de su dieta de acuerdo con la FAO. Gusanos, chapulines, libélulas, hormigas, abejas, avispas, moscas, mariposas y escarabajos destacan en la dieta.

Por otro lado, Robert Kok, ingeniero agrónomo del Colegio Médico de Georgia, Estados Unidos, investigó la forma de encontrar fuentes de proteínas duraderas para que los astronautas consumieran en los viajes espaciales. Así fue como creó una tecnología que permite la producción masiva de insectos para el consumo humano.

A través de este proyecto, se espera poder generar grandes cantidades de insectos comestibles que ayudarán a combatir problemas mundiales como la hambruna.