El infortunio de la humanidad es la suerte
de su discriminación

Rafael Bernardo Aguiar/20 de Marzo

Por mis venas corren
ríos de sangres ancestrales
fecundadas en ritmos incesantes
y furibundos labios lascivos.
He aquí la vorágine de mi creación
y la resonancia de las otredades

Savia roja fluyendo
en periplo de simientes
raciales múltiples.
Viajas en tropeles
e inundas el derrotero
de mis matrias enraizadas
en terruños distantes
entrañables
mudando con fulgores
trashumantes
de mares a mares
de playas a playas
como el polen fecundo
de hiedras verdes
que en la superficie
gestan laberintos
imbricados de raíces infinitas

Piel curtida en soles
y lunas brillantes
Pergamino memorioso, diverso
de matices crepusculares
como caprichosos celajes
tornasoles
como la corteza de los árboles
o la piel de los animales

Mi sangre rojo vivo
musita duelo perpetuo
al paso del tiempo
al paso del ancestro
y el olvido de su sepulcro
sin linaje
sin legado
sin clase