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La patria, en emergencia económica

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La patria, en emergencia económica

República de las Bananas
                                                                                 Por Eduardo Lliteras Sentíes.
¿Alguien duda que el tema de la economía es en este momento el número uno en la agenda nacional?

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Cálculos de emergencia se hacen en los bolsillos de los ciudadanos y en los municipios y estados, los que, como en el caso de Yucatán, han visto recortados de forma sustanciosa sus presupuestos, provocando una situación sumamente delicada por falta de recursos, ya que Hacienda Federal no ha entregado los dineros, dejando en la bancarrota a más del 70 por ciento de los municipios del país.

Los hechos han terminado por imponerse. La política decidió, por fin, voltear a ver la extrema gravedad en la que versan las finanzas nacionales. Sin embargo, todavía se niega a ver la realidad y el presidente habla de que todos debemos hacer sacrificios para que se recupere la economía del país. ¿Acaso la población pobre y muy pobre de México no ha hecho suficientes sacrificios? ¿No toca ahora a quienes obtienen ingresos y prebendas a manos llenas desde los presupuestos de gobierno?
Como sabemos, la estrategia electorera fue focalizar la atención en la otra gran crisis nacional: en la inseguridad. Hasta que nos estalló en las manos el shock financiero con su agujero de 300 mil millones de pesos. Ahora, ambas crisis, que son vasos comunicantes, se desbordan y amenazan con ahogar a la patria en la anarquía. Ya lo advierten numerosos líderes nacionales: estamos a las puertas de un estallido social.
¿Hasta qué punto y en qué medida la falta de atención a la crisis económica durante las elecciones redundó en el agravamiento del horizonte financiero del país? ¿Podemos seguir afirmando que la crisis es sólo extranjera, como se nos quiso hacer creer en un inicio, en vez de también interna, del modelo de desarrollo neoliberal y fruto de la imposición de esquemas caducos? ¿No lo evidencian las cifras históricas de la contracción económica en todas las ramas productivas, del empleo?
Ya lo señala el Fondo Monetario Internacional: a pesar del (leve) crecimiento que experimentarán las principales economías del mundo, el FMI considera que no será suficiente para reducir el desempleo, que alcanzará sus máximos en algún momento durante el año que viene. Ante este escenario, no cabe duda de que es hora de un golpe de timón del “barco de gran calado”, que hace agua por todos lados, y que amenaza con irse a pique. Es hora de cambiar el modelo económico. De mirar a los bolsillos de la mayor parte de la población. De realizar una reforma fiscal progresiva, es decir, que paguen quienes más ganan.
Se dice que los mexicanos seremos sometidos a una terapia de shock: más impuestos, menos servicios, recortes en servicios básicos como educación y salud, fin a subsidios en energía y gasolinas. Pero la terapia de choque se debe aplicar en los opíparos sueldos de miles de funcionarios públicos de la federación, y de la Suprema Corte de Justicia, de los estados y municipios, antes de cualquier cosa. Es obligado. No se puede pedir más a la ciudadanía sin que los políticos se aprieten el cinturón. También se debe buscar en los cajones del gobierno federal, el que mantiene guardaditos por todos lados sin ejercer o para fines poco claros o más bien oscuros.

llitsen@libero.it
www.infolliteras.com

 

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