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Adulscentes bicentenarios

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Adulscentes bicentenarios

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Por Alejandro Pulido Cayón

 

Mérida, Yucatán, a 31 de agosto de 2010.- Adulscentes del Bicentenario, ¡despierten! Levántense. Peter Punks autóctonos, Centenarios, alisten horizontes: cerca está la hora de marchar con renovado discurso. Acabaron los videojuegos. La responsabilidad generacional nos alcanzó como los cuicos al Tigre de Santa Julia. México cumple 200 años ¡shalalalalalá! ¿Celebramos o nos reinventamos? Para detonar la economía usaron trinitrotolueno. Nomás queda echarnos pa’lante. Quienes rondan los 40 años de supervivencia, que no de vida, deben ¿pueden? hacer algo por este descuajaringado cuerno de la abundancia. Gigantesco reto para una generación.

Emos, punketos, skatos, hip-hoperos, darketos, metaleros, fresas, rockeros, lésbico-gay-transgéneros, gruperos, nacos, ninis, metrosexuales, anoréxicas, mochos y mochas, reggeros, juniors, niñas de papi, hippitecos, vegetarianos, coach potatos ; ahora, adultos que deshojan la melancolía por una adolescencia perdida: adulscentes gestados en décadas de los 70 y 80, rambos panzones, barbies que le pintan el cuerno a Ken.

Etiquetas van y vienen. Sólo la crisis permanece. Y cada quien en su trinchera pretende hacerle frente a esas seis letras, encasquetados en el grupito que más convenga. Ni estudio ni trabajo, pregonan siete millones de chamacos. El futuro encuerado con subtítulos. El bono de juventud cumple cuatro décadas ¡shalalalalalá!

Hijos del fin de siglo, criados a fuerza de chiquilladas, cachunes, ositos panda, ataris, damnificados por timbiriche, portadores de la ideología del melodrama -entre tantas linduras culturales- los jóvenes adultos del Bicentenario sonríen lobotomizados en su odisea burbujas. En fin, les hicieron un animé de la gesta independentista; para qué buscar en libros la historia, si en wikipedia hacen resúmenes y en la tele hasta la cuentan con caricaturas y pasan una miniserie onda telenovela. Los adulscentes catafixiaron sus cletas por iphones. Hipotecaron el porvenir. Vivieron la transición tecnológica sin shock. Algo oyeron del Sup Marcos, para dejarlo fenecer: Zapata es una estación del Metro y Villa el que trae sus mujeres a la orilla. Nada más del Centenario. Aleks Syntek y Jaime López pusieron ritmo al tiro de gracia contra la historia y todos a bailar al Noa Noa.

Dicen por ahí que los mexicanos gritamos el 16 –sí-, por el 16 por ciento de IVA que nos recetaron sin vaselina. Son dos mil 900 millones de pesos de nuestros impuestos en el Bicentenario y Centenario. Y el mes patrio empieza con el noveno gasolinazo, pa’que el gobierno complete el menudo del cambio. A pocos chavos veinteañeros les importa averiguar de qué va el asunto; para ellos el problema no son los zetas, sino que les vale todo el abecedario. Tristes los adulscentes ya no encuentran esquina: ni jóvenes ni viejos, son totalmente Cantinflas. Puntuales pagan aunque les aunque. ¿Dónde quedó la retribución social, el Estado benefactor? ¡Shalalalalalá! Claro.

Toda una generación deja que hagan con ella lo que quieran. Viven con lagañas. Nos gobiernan a punta de lagrimitas y copetudos en camioneta, que siguen la receta del Montoya yucateco: “marketing mata política”. Celebramos la pobreza endémica, esa que tiene carta de naturalización. Incapaces de resetearse el cerebro, hordas de adulscentes vestidos de Peter Punks ceden liderazgos, caen subyugados ante el inconsciente colectivo implantado. Festejan la telecracia, esa aprendida de niños. Y los adulscentes incrustados en el poder, sólo sacan su lado gandalla. Los más son los de menos. El futuro es para los millonarios, digo, el futuro es milenario ¡shalalalalalá! El Bicentenario y el Centenario son política de comercial. A la luz del presente, jamás repensamos la historia. Es hora de despertar.

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