El actor nace y se hace puliendo su talento al paso del tiempo con el perfeccionamiento de sus aptitudes y destrezas, el teatro simboliza nacer y renacer en personajes, darles vida en cada historia, trascender en ellos para vivir emociones sin pertenecerles, al final de la obra sólo queda la esencia del actor en el ambiente y en la mente del espectador si logró trascender con la interpretación de su papel. Imaginen las vibras energéticas que se concentran en ese espacio donde todo, absolutamente todo puede pasar y puede sentirse como si el drama fuese un escape. El Maestro Francisco Solís de la Escuela Superior de Artes Yucatán (ESAY) es coordinador académico de la licenciatura en Teatro y como académico en ese arte considera fundamental que el actor conozca las herramientas necesarias para expresarlo en escena como ha formado a diversos actores, cantantes y bailarines.
Hay que tener ciertas condiciones físicas para moverse con dinamismo y desarrollar las potencialidades del actor, debe ocupar su pensamiento totalmente en el personaje para atrapar al público. “Hay paradigmas actorales, cuando se ausenta la inspiración está la técnica, dispones tu mente y cuerpo, dejas todo lo que está afuera y ya eres otro. No importa si estás representando un personaje enamorado, todos sabemos o tenemos la noción de lo que se siente, conocemos cada emoción o tenemos idea de cómo es cada una, pero hay que prepararse para representarla sin sentirla, esa es la diferencia entre un actor preparado y uno amateur que cree que puede pararse frente a un escenario e improvisar, el teatro es de persona a persona. El teatro no puede funcionar sin la presencia del público, estamos tu y yo, hay aprendizaje, intimidad, es una de las actividades más humanas”, Francisco Solís.
En la misma escena teatral Ricardo Adrián “Melo Collí” desde hace 25 años supo que tenía que ser diferente, tomaba situaciones diarias y les buscaba el humor, decir la cruda verdad; viene de una familia de actores, su mamá Madeleine Lizama es primera actriz del teatro regional yucateco desde hace 50 años, para él su guardería era el teatro “Héctor Herrera” y desde entonces se fue involucrando y estudiando todas las artes, pero el teatro fue la que terminó por atraparlo.
En el año 1992 realiza un rol femenino cuando ningún hombre quería interpretar a una mujer; él opina que hay diferentes fenómenos alrededor y se debe de tener una conciencia real de donde viene y a donde va. Dramatúrgicamente el “Teatro regional” no existe, puede tener diversas ramas: teatro de cabaret, comedia, comedia musical, diversos estilos, formatos y ramificaciones, el actor de comedia tiene que nutrirse y saber que su trabajo está gustando, poder hacer que el espectador se ría, pero también llorar. A sus actores les pregunta ¿Qué quieres ser, actor o estrella? Si quieren ser estrella están en el lugar equivocado, deben hacer todas las cosas de manera profesional y ello de repente se ha perdido, incluso a nivel internacional, gente que se para frente a un micrófono y comienza a improvisar sin un verdadero plan de trabajo, cuando se traza una línea actoral hay que elegir al personaje correcto para añadir fuerza a la presentación.
El actor de comedia se nutre de aventuras y de risas, “Cuando te agotas demasiado acabas de muy mal humor y pasas a ser como ‘Garrick’ del poema Reír llorando, el actor nace con ciertos elementos pero también debe irlo desarrollando, ese es el punto. Es mentira que los actores cómicos tienen el mejor carácter, hay veces que fuera de escena no somos tan graciosos, con ello también se vive porque no dejamos de ser personas con una vida real, con problemas, emociones y sentimientos propios.”
Si quieres conocer el trabajo de Ricardo Adrián “Melo Collí” visita su teatro el cual tiene 13 años ininterrumpidos, ubicado en Parque de Las Américas Av. Colón. Dos funciones diferentes jueves a las 9 de la noche, viernes y sábado a las 10 de la noche.
Por: Ma. Isabel Juárez
