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Jardín Alak, santuario de abejas mayas

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Jardín Alak, santuario de abejas mayas

Por Francisco F. Gamboa

La abeja xunan kab (señora de la miel, en maya) es una reliquia viva de la cultura maya, una muestra de la resistencia de este pueblo, pues además de dedicarse a su crianza, era un animal sagrado para ellos: deidades que se convirtieron en animales.

Llegamos hasta el pueblo de Tekom, localizado al oriente del estado, muy cerca de Valladolid, para conocer Jardín Alak, un santuario dedicado al cuidado y preservación de las abejas donde además te reencontrarás con las costumbres y la naturaleza de Yucatán.

A través de los portales mayas

A lo largo del recinto se encuentran cuatro portales con unas pequeñas entradas de forma circular, que representan los cuatro puntos cardinales, fundamentales en la cosmovisión maya. Asimismo, en todo el lugar hay carteles con frases que científicos y escritores pronunciaron sobre las abejas, manifestando la importancia de cuidarlas y preservarlas.

Este santuario lo estructuramos a partir de los escritos del Códice Madrid, donde nuestros ancestros plasmaron las actividades que realizaban y su mitología; ahí se dice que los puntos cardinales son cuatro guerreros mayas, cuatro hermanos que sostienen el universo y lo mantienen en armonía, comenta Erik Batún Kumul, nuestro anfitrión.

El primer portal se localiza justo en la entrada, lleva por nombre Noojol y simboliza al este; marcado de color amarillo, pues representa el nacimiento del sol por las mañanas. Al ingresar, nos explicaron que nos convertimos en parte de la colmena, Melissa como una abeja reina xunan kab y, su servidor, como un guardián alak; posteriormente, como parte del ritual de bienvenida, escribimos nuestros deseos en un listón, para después atarlo en un árbol del santuario y así las abejas puedan tomar nuestras peticiones.

Para nosotros es muy importante compartir esta visión de vivir en armonía con las plantas y los animales, tal como lo hacían nuestros ancestros; por ello, hacemos concientizar a nuestros visitantes sobre la importancia de cuidar al planeta y, más en concreto, con las abejas, ya que son vitales para el equilibrio de la vida, reflexiona Erik.

Esta parte alberga un museo en donde tienen una amplia colección de utensilios típicos de las comunidades mayas. Igualmente, nos presumió las primeras sillas confidentes de Tekom, las cuales, considera que deberían estar en todos los parques de Yucatán.

El segundo portal, llamado Xamán, corresponde al norte y está representado por el color blanco, que simboliza pureza y toda la parte positiva de la cosmovisión maya. Todos los portales tienen una altura de 1.50 m debido a que están adecuados a la genética de los mayas antes del mestizaje; Erik explica que, además, esta altura hace que prácticamente todos los visitantes hagan una reverencia de forma involuntaria al cruzar, mostrando respeto por un animal sagrado para la cultura maya y para la vida misma.

En esta sección conocimos una especie muy particular: la abeja sax xiik’ (abeja de alas blancas), muy chiquitas de cuerpo similar a las avispas, de la cual nos invitaron a probar su miel –de sabor licoroso- y el propóleo, que funciona como un antibiótico natural.

Además de las abejas, en el santuario rescatan árboles y plantas endémicas y que forman parte de la vida de los mayas, como el chicozapote, la famosa ceiba, así como el chakáh y el chechén. Respecto a estos árboles, Erik cuenta que en la mitología maya existe la leyenda de dos guerreros mayas que se enamoraron de la misma doncella de nombre Nicté Ha y disputaron una guerra por su amor, lo que provocó la ira del dios Chaac, quien los condenó a vivir eternamente juntos; y es que el chechén es una planta dañina para la piel, cuyas hojas y tronco provocan quemaduras muy fuertes y el mejor antídoto es, precisamente, el chakáh… dos árboles que no pueden crecer si no está uno cerca del otro.

Igualmente, resguardan doce tortugas mayas que viven dentro de un haltún (sarteneja), especies que se identifican por llevar una cruz en el pecho. Nuestro anfitrión explica que, antiguamente, eran utilizadas con el fin de aliviar enfermedades respiratorias y tal era su valor para los mayas, que muchos glifos fueron plasmados en sus caparazones.

En esta parte del recorrido se puede apreciar un grabado de la deidad Ah Mucen Kab (el que guarda la miel), relacionado con la creación del universo: Así como en la religión católica existe un Ser Todopoderoso que creó el cielo y la tierra, en la cultura maya también existe una deidad similar; lo interesante de este grabado es que podemos ver a Ah Mucen Kab de rodillas frente a una abeja, presentándole su respeto, lo que nos hace reflexionar, si un dios así entiende la importancia de las abejas, ¿por qué los humanos no?, añade.

Llegamos al tercer portal, de nombre Chik’in, negro, que representa al oeste, donde se oculta el sol; esto, además de simbolizar a la noche, nos habla de cosas negativas como enfermedades o catástrofes naturales.

En esta zona albergan una pequeña granja con patos, gansos, cochinos pelones, conejos, gallinas y pavos. Asimismo, resguardan más herramientas y utensilios de los mayas, como la mesa Ka’anche’, de tres niveles, que representan el inframundo, la tierra y el cielo.

Mesa Ka’anche’

Igualmente, aquí se encuentra un hermoso emblema diseñado por Erik, en forma de cruz, que simboliza el trabajo que en Jardín Alak realizan a favor de las abejas como familia.

Al centro del emblema podemos apreciar a la abeja xunan kab, flanqueada por los cuatro puntos cardinales unidos por un círculo, que representa al universo y al ciclo que nosotros cumplimos en la tierra; debajo se observa la entrada del jobón con el rostro de la abeja y el número ocho, referenciando a los tamales que se les ofrecen durante los rituales. Después, tenemos unos gusanitos, que son las pequeñas larvas y, al centro, una flor, representando el proceso de metamorfosis de las abejas; por último, hasta abajo, unos relieves de forma cuadrangular, que vendrían a ser las celdas de cría de la abeja.

El último portal, Lak’in, representa al sur y está de color rojo porque alude a los sacrificios, la sangre, pero también a la purificación que estos rituales eran para los mayas. Es aquí donde se encuentra el meliponario de las abejas xunan kab.

Hoy sabemos que lo fundamental de las abejas recae en la polinización de las plantas, sin embargo, nuestros ancestros tenían la creencia de que las abejas volaban hacia el sur, subían al cielo y después bajaban con los alimentos para nutrir la vida, por eso tenemos el meliponario en esta sección, explica Erik.

Al entrar, lo primero que llamará tu atención son las pequeñas cabecitas asomadas desde las colmenas, pertenecientes a las guardianas que resguardan su hogar; entrar y ver tantas antenitas atentas y vigilantes resulta, sin duda, en una postal enternecedora.

Una de las principales características de las abejas mayas es que carecen de aguijón, no obstante, cuando se sienten amenazadas se enredan en el cabello con tal fuerza, que se sienten como pequeños pellizcos. Otra gran diferencia con la especie Apis melífera es la cantidad de miel que producen al año, pues, mientras las primeras producen varios litros al año, las abejas mayas elaboran apenas un litro o litro y medio de forma anual.

Además, el sabor de la miel que produce la abeja xunan kab es mucho más suave y sumamente eficaz en el tratamiento de infecciones, heridas, gastritis, y más.

Actualmente, las abejas las colocan en unas cajas de madera, debido a que en los jobones (unos troncos huecos) la miel terminaba contaminada y no podía utilizarse para fines terapéuticos. Asimismo, en el perímetro del suelo hicieron un pequeño canal de agua para impedir el paso de las hormigas xuula’, que amenazan a las pequeñas abejas.

Un proyecto familiar

Después del recorrido, acudimos al restaurante para conocer más sobre este espacio, un proyecto en el que toda la familia Batún Kumul está involucrada y al que le han puesto tal empeño y cariño, que han crecido a pesar de la pandemia y los embates climatológicos.

Llevamos ya un año con el área de restaurante y dos con los recorridos; hemos ido creciendo poco a poco, empezamos con cinco colmenas y hoy tenemos treinta y nueve. Desde la universidad tenía ganas de crear algo turístico, porque han pasado muchas administraciones y no aprovechan el potencial del pueblo, entonces se me ocurrió un espacio donde pudiésemos captar la atención del turismo, de la gente de Tekom y donde, además, trabajemos toda la familia en conjunto, narra Erik.

Reconocimientos obtenidos por el proyecto

En el restaurante del santuario destaca una pintura del árbol de la vida plasmada por el propio Erik; aquí, manejan bebidas realizadas con extractos de plantas medicinales como bugambilia, flor de campanita, zacate limón, maguey morado, yerbabuena y menta, las cuales tienen diversas propiedades terapéuticas… todas, por supuesto, endulzadas con miel.

Por nuestra parte, degustamos un platillo muy especial llamado Xamach Alak, (xamach significa comal, en maya), que incluye varias comidas típicas, ideal para compartir: cochinita pibil enterrada, poc chuc preparado al carbón, fajitas de pollo, encamisados y unas brochetas de puerco, todo acompañado de chiltomate, arroz y verduras.

Un espacio mágico que vale la pena aventurarse a conocer, del cual saldrás con mucho conocimiento de las abejas mayas y de las costumbres del pueblo maya, desde la antigüedad hasta nuestros días: una cultura más viva que nunca.

¡Asómate a Jardín Alak!

Reservaciones: (985) 8086 514

FB: Jardín Alak

www.jardinalak.com

Costos:

$150: visita al meliponario.

$180: visita al meliponario, tres tacos y una bebida maya.

$250: visita al meliponario, una orden de poc chuc o fajitas, una bebida maya.

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