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Dr. Paul Cerda, pasión por ayudar

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Dr. Paul Cerda, pasión por ayudar

Por Ma. Isabel Juárez Torres

Si bien es cierto que actualmente estamos pasando por momentos difíciles, hay un grupo de personajes uniformados de blanco que han sido los grandes héroes en esta historia, quienes, ante todo y contra todo, siguen de pie auxiliando vidas.

Sencillo, natural y sin poses es como se define el Dr. Paul Cerda García, médico internista e intensivista con 17 años de experiencia. Orgullosamente yucateco, desde que el Covid-19 llegó a la entidad ha estado en la primera fuerza utilizando sus conocimientos para salvarle la vida a cientos de personas.

Esta historia de lucha comenzó a muy temprana edad en el sur profundo de Mérida, en la colonia Emiliano Zapata Sur; de orígenes humildes, sus padres, don Rafael Cerda y doña Nidelvia García, panadero y ama de casa, se encargaron de proporcionarle alimento, educación, protección y crianza a él y a sus tres hermanos, Patricia, Leandra y Omar. Así, el pequeño Paul incursionó en el negocio familiar a la edad de 8 años, por lo que desde niño aprendió el valor de ganarse la vida.

Mis héroes sin capa, mis papás: “Tino” y “Bimba”, que con su humilde trabajo nos sacaron adelante a mis hermanos y a mí. Todos los días yo me levantaba a la 1 de la madrugada para ayudar a mi padre a hacer las barras de francés y pan dulce, amasaba la mezcla, les daba forma y se iban al horno; yo me acostaba a las 4 mientras él se quedaba horneando y después me despertaba a las 6 para salir a repartir, relata el Dr. Paul para Revista Yucatán.

Nuestro entrevistado cuenta que en aquellos años, residir en el sur era más hostil que ahora debido a que se carecían de muchos servicios básicos, incluida la falta de servicio médico cercano, por lo que fue testigo de muchos infortunios como enfermedades o accidentes que terminaron en tragedia por no atenderse a tiempo: Todo eso me motivó a dedicarme a la medicina, con la idea de abrir un consultorio y ayudar a la gente de mi comunidad, cosa que hice en un principio mientras estaba estudiando, sin embargo, el hambre de conocimiento me llevó a estudiar dos especialidades.

Fue así que recorrió un largo camino académico de 14 años entre sus estudios de medicina general, prácticas, guardias y por supuesto, lo correspondiente a la formación en medicina interna y terapia intensiva.

Salvar vidas, su motor

Salvar una vida no tiene costo –subraya-. Desde que era estudiante disfruto mucho mi trabajo, lo único que ha cambiado es que ahora tengo más herramientas para curar a la gente, pero las ganas de ayudar aún se mantienen vivas. Sin importar el día o la hora, me gusta estar siempre disponible para ayudar a mis semejantes.

Para el Dr. Paul, algo que todos los profesionales de la salud deben tener es empatía, sensibilidad y fortaleza, pues considera que cuentan con la suficiente inteligencia emocional para guardar el control en una situación de emergencia, en el tenor de que pueden entender y comprender el dolor ajeno, más nunca ser partícipe de él; es decir, poseer el temple para no ser afectados, ya que a lo largo de estos años ha visto todo tipo de enfermedades raras y graves, y de no ser por la preparación psicológica, su historia sería diferente.

El amor es lo que mueve al mundo y en medicina, el amor se traduce como esas ganas de ver a tus semejantes sanos y llenos de vida, reflexiona.

Respecto a su dos especialidades, nuestro entrevistado explica que un internista es aquel médico que tiene la capacidad de ver al paciente de forma integral: Por ejemplo, si llega un paciente con diabetes, hipertensión, insuficiencia renal y epilepsia, lo lógico es pensar que lo atenderán cuatro especialistas: un neurólogo, un cardiólogo, un nefrólogo y un endocrinólogo; sin embargo, el internista puede ver el cuadro completo de manera general sin recurrir a tantos médicos.

El intensivista, por otro lado, es el encargado de ver a los pacientes más delicados y graves; el Dr. Paul los define como el corazón de los hospitales debido a que el resto de los especialistas dependen de su labor, ya que ante cualquier complicación o estudio importante que se requiera, lo primero que hacen es mandarlo a terapia intensiva.

Mucha gente no sabía a fondo en qué consisten ambas especialidades, la pandemia nos puso en el ojo público. Somos médicos en peligro de extinción porque no a todos les gusta la vida del internista y la del intensivista mucho menos, además que no son tan bien remuneradas, lo que es una lástima puesto que son elementos sumamente entrenados para decidir situaciones complejas en momentos críticos y no caer en el error, agrega.

El nuevo coronavirus

La pandemia le trajo consigo una gran reputación entre la sociedad yucateca gracias al vasto conocimiento con el que cuenta, producto de la experiencia que le dejaron sus años como doble especialista, por lo que muchos pacientes con casos graves de Covid-19 se han puesto en sus manos.

Por otro lado, el Dr. Paul lamenta que la falta de equipo, insumos y medicamentos ha sido una constante en todos los nosocomios, llegando a situaciones donde no cuentan ni con lo básico para atender al paciente: Nos hemos vuelto expertos en pacientes de covid a base de puro golpe. Estamos enfrentando una pandemia con recursos muy limitados para necesidades que son ilimitadas, los recursos llegan a cuentagotas y nosotros damos lo máximo con lo poco que tenemos.

Al preguntarle sobre el temor de enfrentarse a algo de la magnitud de una pandemia, confiesa que siempre hay cierta incertidumbre a quedar infectado y enfermarse de gravedad, y también a que ocurra algún accidente con los tanques de oxígeno o el equipo de alto voltaje; no obstante, afirma que su mayor miedo es quedarse sin la capacidad de ayudar a una persona y verse ante la impotencia de haber hecho algo más por un paciente.

El ayer, el hoy y el mañana

Si yo pude superarme a pesar de los obstáculos, otros jóvenes también lo pueden lograr –medita-. Echo la mirada hacia atrás, recuerdo mis carencias de la infancia y cómo logre salir adelante con esfuerzo, entrega, disciplina, pasión y carácter.

Sin embargo, la historia de nuestro personaje también tiene sus bemoles, pues como consecuencia de su sacrificio profesional, el Dr. Paul confiesa haber descuidado otros aspectos igual de importantes en su vida, como muchos momentos en la infancia de sus hijos, el amor de su pareja e incluso, a sí mismo.

Tuve mis equivocaciones, pero gracias a Dios, la vida me dejó la oportunidad de ser mejor papá cada día para Iván y para Miranda, además de que reciente llegó una nueva persona a mi vida y con ello, una nueva esperanza, cuenta con brillo en sus ojos.

En cuanto al futuro, comenta que le gustaría ayudar a la gente que lo necesita, mediante la gestión de apoyos que fluyan y lleguen directamente a los más pobres, de tal forma que su labor trascienda a través del tiempo: Estamos de paso y la mejor manera de dejar nuestra huella es ayudando a nuestros semejantes.

Hoy, el Dr. Paúl Cerda García es presidente del Colegio de Medicina Crítica y Terapia Intensiva de Yucatán, A.C.; además, continúa con su labor salvando a los pacientes graves de Covid-19, consagrándose día tras día como un experto y un líder de opinión de la salud con reconocimiento nacional.

De panadero a médico cirujano con dos especialidades, egresado de hospitales de mucho prestigio de México y con honores. Sin duda, una verdadera historia de superación que inspira, motiva y nos enorgullece a las y los yucatecos.

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Dr. Paul Alejandro Cerda García
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