Hacen un llamado a los profesionales de la danza a pensar en su papel en la situación actual de pandemia.

El arte de la danza, del movimiento del cuerpo y forma de expresión corporal tiene un día especial para celebrarse y reconocerse gracias a la sugerencia del maestro ruso Piepor Gusev, establecido en 1982 por el Comité Internacional de la Danza del Instituto del Teatro en la fecha que conmemora el nacimiento del Jean-Georges Noverre, bailarín y coreógrafo a quien se considera el creador del ballet moderno.

Dicho instituto invita a alguna personalidad de la danza para que cada año emita el mensaje especial, esta vez, se le asignó a Friedmann Vogel, bailarín de ballet, quien escribió para esta fecha: “Todo comienza con movimiento, un instinto que todos tenemos con el que buscamos comunicarnos. Así como una técnica perfecta es fundamental e impresionante, en última instancia lo que el bailarín expresa con el movimiento es la esencia.

Como bailarines estamos en constante movimiento aspirando a crear inolvidables momentos. Así que cuando de pronto no se nos permite bailar, con teatros cerrados y con festivales cancelados, nuestro mundo llega a pararse. Sin contacto físico. Sin actuación. Sin espectadores. Jamás en la historia reciente la comunidad dancística se había visto desafiada de tal forma para permanecer motivada y encontrar su razón de ser.

Es precisamente cuando algo precioso se nos ha quitado, cuando verdaderamente apreciamos hasta qué punto es vital lo que hacemos y cuánto significa la danza para la sociedad en su conjunto…”

Destaca que, aunque la proezas físicas de los bailarines son reconocidos continuamente, en realidad, cita, lo que los sostienes más es su fuerza mental. “Creo que es justamente esta combinación única de agilidad de lo físico y lo psicológico lo que nos ayudará a sobreponernos, a reinventarnos para seguir bailando y seguir inspirando”.

Por otra parte, resulta interesante el mensaje que Alkis Raftis, Presidente del Consejo Internacional de la Danza UNESCO, que emitió para este día; rememora, hace referencia al toque de queda que sufrió gran parte de Europa en el año 1941 y sus consecuencias, cita: Las familias pasan largas horas de la noche en casa sin nada que hacer, en condiciones que conducen a la depresión y la crisis nerviosa; se desesperan… y menciona a los abuelos, a su época, aquella en la que creaban su propio disfrute… “los ancianos se convirtieron en el alma de la fiesta, cantando viejas canciones, bailando las danzas y reuniendo a toda la familia con ellos… así es como las canciones y bailes medio olvidados saltaron de una generación a otra y sobrevivieron, produciendo después de la guerra un renacimiento de las danzas tradicionales”.

En este contexto, hace un llamado a los profesionales de la Danza, a pensar en su papel en la situación actual de pandemia, de encierro, de toque de queda. “La gente les necesita ahora y les necesitará después de esta crisis. Produzcan una vacuna contra el virus del alma: ustedes saben cómo hacer bailar a la gente”, y concluye: ¡Escuchen la llamada: respóndanla!

.-Con información de El Sol de Juan del Río