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El amor como un arte

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El amor como un arte

Por Gabriela García Magaña / Psicoterapeuta

Durante años y en diversos procesos de nuestra vida muchos de los seres humanos nos hemos cuestionado sobre el amor. ¿Es placer, experiencia, fantasía? O el sentimiento recíproco que se construye en todas nuestras relaciones interpersonales.

En algunas ocasiones hemos experimentado esta emoción al azar, en su mayoría de las veces no se busca, pero se encuentra, siendo una experiencia que nos suma y en otras que nos arrastra.

Cada una de las personas depende de lo que ha vivido; tiene una definición personal de lo que significa amar, pero ¿qué lo hace común, que todos necesitamos y anhelamos de alguien quien nos ame?  Simple: debido a nuestra invaluable necesidad de trascender de la propia vida individual.

Encontrar a una persona y establecer una relación de pareja podría parecer simple y lo es, sin embargo, aprender la difícil tarea de amar a la pareja es un verdadero “Arte” que requiere lo que toda disciplina implica para poder alcanzar el éxito de una forma equilibrada: Constancia y Dedicación; que, entre otras, son algunas de las estrategias que los matrimonios longevos han utilizado como parte de la rutina en su historia. Constancia en mejorar la relación y dedicación en el día a día para esforzarse en volver a tocar la cumbre de la relación, y así con el pasar de los años.

El amor basándonos en un concepto realista; debemos apoyar que no podemos visualizarlo como algo absoluto e inalterable sino como algo irracional, pues con los años, en una relación, el significado se deconstruye y se reconstruye una y otra vez.

Es muy difícil acercarnos al término del amor sin una creencia, que ha sido definida y fundamentada de generación en generación, de nuestros abuelos a nuestros padres y de nuestros padres hacia nosotros, aunque lo recomendable hoy sería aproximarnos a él sin juicios ni verificaciones de lo que está bien o mal, sino más bien con una actitud de exploración abierta hacia el puro sentimiento.

La historia nos ha enseñado que cada época, cada pueblo, país, además de los medios de comunicación, han construido su propia definición y noción del amor, que cuando algo no se cumple con lo que nos han hecho creer se derrumban nuestras creencias y de la mano el sentimiento a quien amamos, sin embargo, despertar el interés por construir o reconstruir el significado del amor no es nada nuevo, es sólo desempolvar lo que muchas veces se nos olvida con el correr de la rutina.

Pero más allá de las apariencias, etiquetas o conceptos, la multiplicidad de criterios y diferencias individuales, siempre existirá una biología compartida y transmitida de generación en generación que aparece impávida.

Desenterrar el sentimiento de amar, es encontrar una emoción realista, honesta y respetuosa, digna y natural, pero al mismo tiempo imperfecta. Es por ello que no podemos dejar de expresar que sacando a flote el amor para transitarlo en nuestro día a día, no será magia, más bien será un trabajo duro, sin milagros, que requiere la conciencia y la dinamización de nuestro espíritu, de seguir haciendo del amor algo grandioso.

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