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Turistas del comes y te vas

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Turistas del comes y te vas

Ramón y sus bravatas; así lo escuché en el Museo del Jamón

Ramón y sus bravatas; así lo escuché en el Museo del Jamón

Estaba acodado en la barra del Museo del Jamón en Madrid, tomándome una caña junto con mi hijo Iván, en eso llegó Ramón, -su nombre lo supimos después-, exigente y hasta medio gritón, como algunos españoles, pidió su caña, y acto seguido reclamó al tabernero: “Mira Alejo, con tanto hijo de puta, uno ya no puede disfrutar de su ciudad, míralos regados como animales por las calles, beben nuestra cerveza, le toman fotos hasta la puta de la esquina, ¡coño, mira como quedó Madrid!”. Calla Ramón, -dijo el mentado Alejo-, anda a follar a la Carmela y despéjame el local que me llegan las divisas.

 

Entre broma y broma, la verdad se asoma

Y como el viejo tiene cierta razón, nosotros nos portamos como si fuéramos de allí, miramos con cierto desdén los rumiantes callejeros, incluso, alcé un poco la voz para decirle a Iván, ¡oye hijo, ¿sabías que nosotros tenemos hasta una calle, allí a la vuelta, frente al Corte Inglés, que se llama Preciados?!

En el 2016 fuimos mil 200 millones de turistas.

Barcelona:

Los vecinos que habitan la ciudad ya no tienen vida propia, día y noche ven un desfile de caras de todos los colores e idiomas que la toman por asalto, se trata de manchas humanas que se suceden unas tras otras, muchas de ella con botellas de vino, entradas en copas, fumando, bebiendo, orinando en Las Ramblas, el paseo más popular de la ciudad, frente al mercado Boquerías, que antes era el mercado del pueblo y ahora es un mercado gourmet, con precios de turista. Los mismos taxistas suelen maltratar al visitante, incluso llegan a sugerir que aquellos que no puedan pagar los altos precios del sitio “se abstengan de salir de su país”, so pena de ser tratados como “piojos”.

En Yucatán, no tenemos ese problema con el visitante, incluso nos pasamos de gentiles, pensamos de manera distinta, buscamos como atraerlos.

 

Venecia:

Si hay habitantes que odian a los turistas, es el veneciano común. Millones de seres humanos deambulan por sus ríos revueltos, entre góndolas y canciones manidas. Lo de la ciudad italiana no es nuevo, desde hace más de 35 años ya rechazaba al turismo. Venecia es el paradigma de ciudad devorada por el turismo de masas y un ejemplo de lo que hay que evitar. Lleva años maltratando al visitante porque sabe que haga lo que haga al día siguiente tendrá otros cientos de miles esperando para entrar.

 

Santorini Grecia

La isla griega más popular ha dicho basta. No cabe más ni un crucero, ni un turista. En verano de 2016 llegaron 10.000 cruceristas al día. Las autoridades quieren limitar ese número.

Holbox en estado de emergencia

Este verano, Holbox se ha visto rebasada por los visitantes, los servicios se cayeron y comenzó el Viacrucis, allí no es que detesten al turista, allí no pueden cumplir con la demanda. Va rumbo a la emergencia.

“No hay cama pa’ tanta gente”

Como aquella canción, encaja perfectamente para describir el acoso de la visita ya indeseable, del turista por un día, que mata a las ciudades emblemáticas del mundo. El dilema es aplastante: urgen los ingresos, huyen los habitantes.

 

gentecalle24517Así como Venecia es la ciudad italiana más depredada del mundo, le podrían seguir Florencia; Barcelona en España; Machu Picchu en Perú; París; Nueva York, San Francisco. En México están San Miguel de Allende, San Cristóbal de Las Casas, Isla Holbox, por esa ruta va Chichén Itzá. Nuestro país es actualmente el octavo en recepción turística, el reto ahora es crecer de manera equilibrada y respetuosa al entorno y medio ambiente. ¿Parece imposible?… Lo es en México, donde priva la lógica de la captación económica mientras dure la racha, por aquello de que los destinos de moda penden de un hilito debido a la inseguridad que desgraciadamente conquista nuevas plazas como Quintana Roo, el Estado insignia de la corona turística del país, generadora del 43% de todos los ingresos de la actividad nacional.

 

Por José Luis Preciado

 

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