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Taxco, callejones de magia, plata y color

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Taxco, callejones de magia, plata y color

Por María Isabel Juárez Torres

Llegar al pueblo mágico de Taxco en el Estado de Guerrero es muy fácil. Si lo haces desde la Ciudad de México puedes tomar la carretera Cuernavaca-Chilpancingo, o la de Toluca, Tenango-Ixtapan de la Sal, elegimos ésta última y la verdad nos encantó el paisaje entre valles, montañas y cielos despejados.

El primer vistazo a Taxco es impresionante, parece una gran montaña glaseada por sus casitas blancas de tejados marrón. Mejor conocida como la capital mexicana de la plata por ser de antaño pueblo minero líder en la extracción de ésta, y donde aún se dedican decenas de familias a su venta. Taxco se complementa perfectamente por ser un sitio en la montaña que agrupa múltiples hoteles de diversas tarifas para hospedarse y descansar después de recorrerlo con calma. Sus calles son angostas y elevadas así que de pronto se ve complicado el acceso en auto a los rincones de la montaña, se recomiendan los taxis que manejan recorridos turísticos por módicas cantidades.

 

La diversidad de lugares invita a quedarse por lo menos un fin de semana completo, subirse al teleférico que sale del Hotel Monte Taxco y al que sugiero lo usen tanto de día como de noche por la insuperable vista hacia la ciudad, las montañas, y si tienen suerte, una brillante luna.

Al bajar tuvimos la fortuna de conocer a Francisco Dávila, experto taxista y guía que nos armó un plan buenísimo donde conocimos tiendas de plata certificada en joyería, accesorios y piezas para decoración, así como ropa y artesanía. Posteriormente nos llevó a las Mil Cascadas, visibles desde la carretera para bajar a salpicarte y tomar fotografías, hay una Virgen de piedra encontrada en el sitio a la que adornan con flores para honrarla. Continuamos subiendo hacia las pozas azules de Atzala de la Asunción, al llegar todo en conjunto hace de tu vista una fiesta que hechiza para sumergirte en ese azul hipnotizante de varias pozas y cascadas de distintos tamaños, las formaciones de roca parecen de mantequilla por sus tonalidades amarillas que los escurrimientos con minerales le han dado con los años. El agua es fría y los lugareños te animan a nadar para según, ¡rejuvenecer 15 años! Hay varios puestos de comida y bebidas, así como puestos de joyería con piedras protectoras de las “malas vibras” engarzadas en plata, acero y bronce. Continuamos con el recorrido para llegar hasta el Cristo Monumental para apreciar la magnitud de Taxco desde las alturas, la mano que le falta se le cayó en el temblor de 19 de septiembre de 2017, según nos platicó un artesano.

Una vez abajo, ya en el centro, es imponente la Catedral y el misticismo que la rodea, por la noche se vive gran movimiento en los restaurantes, cafés y bares que ofrecen de todo tipo de gastronomía, del centro del país y extranjera, decenas de comercios, artesanos y fachadas dignas de postales. Reserva con tiempo tu hotel y boleto, así no es pesado para el bolsillo y de verdad, no te arrepentirás de conocer este romántico y lindo pueblito mexicano.

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