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Mi primer viaje, en la “nueva normalidad”

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Mi primer viaje, en la “nueva normalidad”

Desempolvé mis maletas, cargué mis cámaras, cubrebocas, sanitizante, gel antibacterial, y emprendí la aventura a la Reserva de la Biósfera de Sian Ka´an, en  Quintana Roo

Por Julio Leal Ortiz

Había pasado ya unos meses en cuarentena cuando recibí una llamada que marcó mi primer viaje en esta nueva normalidad: por segundo año consecutivo, me invitaron a pasar un fin de semana en Punta Allen, en el hotel Cielo y Selva.

Al principio no me sentía muy seguro de ir, pero había que trabajar.

Solo hay una entrada terrestre para poder llegar, pasamos por Tulum y luego nos adentramos 42 kilómetros desde el arco principal de la Reserva. El pueblo nos dejó algo perplejos ya que la gente no tenía ni cubrebocas, había nula nueva normalidad, pero una vez en la Biósfera la cosa cambió, pues únicamente se puede acceder con reserva en alguno de los hoteles que ahí se encuentran.

Al llegar al hotel, el personal ya nos estaba esperando en la entrada para el protocolo sanitario: el primer paso fue la toma de temperatura, después nos rociaron un sanitizante biodegradable a nosotros y nuestro equipaje, nos aplicamos gel antibacterial y por último fuimos a lavarnos las manos. Ahora sí, ¡bienvenidos al paraíso!

De todos los lugares que he tenido la fortuna de visitar, en el que más disfruto pasar las noches es éste gracias a la brisa, las palmeras moviéndose, la calma y la tranquilidad que nos brindan sus paradisiacas playas.

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Nos llevaron en lancha a un tour para refrescarnos en el blanquizal y admirar las especies marinas del lugar, pudimos ver infinidad de peces de todos los colores, tortugas, mantarrayas… y el momento que me dejó con la boca abierta: cuatro delfines que nos acompañaron por más de media hora jugando con la lancha, la cual cabe aclarar que tiene un máximo de cuatro personas por embarcación, con un asiento de diferencia entre cada persona, como medida de la nueva normalidad.

“La reactivación del turismo va lenta pero en ascenso. Aquí en la Reserva, el CONAM (Consejo Nacional del Medio Ambiente) ha estado haciendo bien las cosas, restringiendo el acceso, solo permiten pasar personas con reservación y eso ha ayudado mucho al poblado, así, el turismo está confiando en nosotros”, mencionó Gerardo Ortiz, gerente de Cielo y Selva.

Tras cuatro días de haber estado ahí volvimos  a Mérida. Sin duda fue interesante escuchar las posturas que tienen todas las personas acerca del impacto que ha tenido la pandemia del Covid-19, el miedo, la incertidumbre, a veces la desesperación, a veces la paciencia, pero ante todo “tenemos que seguir adelante, muchas familias dependemos del turismo”, me dijeron. Aún se siente una sensación de desconfianza en el aire, pero con todas las medidas de prevención, pudimos pasar unos gratos momentos.

Aunque parezca pequeño, éste es un gran paso para el turismo. Los hoteles están tomando las medidas adecuadas en esta reapertura, sé que todos estamos ansiosos de poder viajar, poco a poco iremos tomando confianza para tomar nuestras maletas y emprender una nueva aventura.

Instagram: @juliolealortiz

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