Lo hecho, hecho está
Quedan para el camino, y se vislumbran en el horizonte del futuro inmediato, la valoración de los logros obtenidos, de las experiencias y la indispensable renovación de las esperanzas.
Quedan para el camino, y se vislumbran en el horizonte del futuro inmediato, la valoración de los logros obtenidos, de las experiencias y la indispensable renovación de las esperanzas.
Ya únicamente resta enfrentarnos a las urnas, lo cual también significa afrontar anhelos, esperanzas, temores, deseos y hasta fanatismos propios o extraños.
Muchos adultos de hoy, éramos adolescentes que apenas probaban la delicia de votar por primera vez. En 1994 vivimos al filo y caminamos sobre cuchillos. Y aquí estamos de vuelta.
El ánimo rebelde emerge desde hace, al menos, cuatro décadas. Muchos cuarentones eran chavalazos en los 90 del siglo pasado y, estoy cierto, son padres de los universitarios de hoy.
Quienes se aferran al pasado, pierden de vista que hoy los estudiantes lanzan un reto moral, un desafío ético que, indudablemente, debe ser atendido.
Lo que está ocurriendo en México es muy diferente a la Primavera Árabe, por varios motivos. La circunstancia política, social, económica y cultural que vivimos difícilmente se compara.