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‘Sudan’, el último rinoceronte macho del norte

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‘Sudan’, el último rinoceronte macho del norte

Casi tres años después de su muerte, su hija ‘Najin’ y su nieta ‘Fatu’ son las únicas supervivientes y la última esperanza de descendencia con fecundación ‘in vitro’.

ALBERTO LÓPEZ

Un nombre reconocible por ser el mismo que su país de nacimiento, Sudan; una vida dura por trabajar en un circo, pero también viajera entre continentes y, en los últimos años de su vida, el salto a la fama y el retiro con todo tipo de cuidados en una reserva natural de Kenia. Estas son algunas de las claves para situar la trascendencia de este singular rinoceronte blanco del norte. Porque Sudan no fue un rinoceronte más, sino el último macho de esa subespecie que habitó el planeta.

La reserva natural Ol Pejeta, en Kenia, donde fue trasladado Sudan el 20 de diciembre, de 2009, se unió a la red social Tinder en un intento desesperado de buscarle novia para dar continuidad a la especie. Era el año 2017 y en ese momento ya se sabía que por su avanzada edad era muy difícil que pudiera aparearse a pesar de estar en su hábitat natural y bien cuidado.

La campaña El soltero más elegible del mundo pretendía conseguir nueve millones de dólares para proteger la especie de la extinción. Era un plan a 10 años para investigar y trabajar sobre las posibilidades de una fecundación in vitro que salvase al rinoceronte blanco del norte. Para ello, un simpático mensaje en Tinder con la foto de Sudan cautivó a millones de personas: “Soy único. Soy el último rinoceronte blanco macho en el planeta Tierra. No quiero parecer un aprovechado, pero el destino de mi especie depende, literalmente, de mí. Actúo bajo presión. Mido 1,82 metros y peso 2.267 kilos, por si esto importa”.

El rinoceronte blanco del norte se encontraba originalmente en Chad, en la República Democrática del Congo, en Uganda, en la República Centroafricana y en el actual Sudán del Sur. Sin embargo, la caza furtiva, impulsada por la situación política y la inseguridad en estos países, redujo la población de esta subespecie de rinoceronte en muy pocos años.

La última población reproductora protegida de rinocerontes blancos del norte conocida se situó, en la década de los 90 en el siglo pasado, en un pequeño grupo de entre 13 y 32 ejemplares en el Parque Nacional Garamba, en la República Democrática del Congo. Pero de nuevo la cacería furtiva los exterminó, ya que sus cuernos siempre se pagaron a precios superiores al oro en el mercado asiático debido a supuestas propiedades curativas y afrodisíacas.

La subespecie de rinoceronte blanco del sur corrió mejor suerte durante los peores años de la caza furtiva y la salvaron de la extinción. De una población aislada en Sudáfrica de no más de 50 ejemplares, el rinoceronte blanco del sur se ha recuperado hasta alcanzar los 20.000 en toda la región.

El rinoceronte blanco del norte (Ceratotherium simum cottoni) es el mayor de las especies de rinocerontes y el cuarto animal más grande del mundo. Sudan nació en libertad en enero de 1973 en Shambe, actual Sudán del Sur, en una época en la que quedaban unos 700 ejemplares de su especie. Cuando tenía dos años, en febrero de 1975, fue capturado por el circo inglés Chipperfield y, posteriormente, fue vendido al zoológico de Dvůr Králové, en la antigua Checoslovaquia, junto con otro macho y cuatro hembras.

Sudan sobrevivió a la extinción en esa primera década de vida gracias al cambio de continente. En el zoológico de la actual República Checa estuvo hasta 2009, y allí logró reproducirse y engendrar dos hembras: Nabire, que murió en 2015, y Najin que aún vive y que también le dio una nieta, Fatu.

Un año antes de su salida de Europa, en el año 2008, la subespecie del rinoceronte blanco del norte fue declarada extinguida en la naturaleza, y en la actualidad está clasificada como especie en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Ante esta situación, en la que Sudan era el menor de los tres únicos machos vivos de la subespecie en el mundo (los otros dos estaban, uno en el zoológico de San Diego -que falleció poco después- y otro que nació en el zoológico checo y fue después compañero de Sudan), se firmó un tratado por el cual él, junto con otro rinoceronte macho y dos hembras, sería trasladado a las instalaciones de la organización Ol Pejeta Conservancy en Kenia para tratar de que se reprodujera. El acuerdo sostenía también que ningún rinoceronte volvería a Europa.

Los últimos cuatro rinocerontes blancos del norte en el planeta empezaron a vivir con todo tipo de atenciones y cuidados en la reserva Ol Pejeta Conservancy, en el estado de Laikipia, estrechamente vigilados las 24 horas del día en una zona cercada de más de 280 hectáreas, con torres de vigilancia y custodiados por soldados armados para preservarlos de los cazadores furtivos. En octubre de 2014, con la muerte del otro macho, Suni, Sudan se convirtió en el último macho de su subespecie en todo el mundo.

Más de 40.000 personas empezaron a visitar diariamente a Sudan y su fama fue creciendo hasta convertirse en el animal más famoso del mundo, teniendo incluso que restringir las visitas de los periodistas y equipos de filmación. Pero a la vez que su fama crecía también lo hacía su edad, y en marzo de 2017 se anunció que a sus 44 años (el equivalente a casi 90 en los humanos), era demasiado mayor ya para tener descendencia por la calidad de su esperma y la imposibilidad de montar a las hembras.

La esperanza con la que contaban sus cuidadores para que la especie no se extinguiera, y en la que siguen trabajando, es la reproducción asistida. Cuando Sudan ya era demasiado mayor para aparearse comenzó a estudiarse la fecundación artificial, que nunca se había hecho con rinocerontes.

El futuro de esta subespecie sigue siendo un misterio, aunque se ha congelado el esperma de Sudan para intentar inseminar con él a su propia descendencia. Sin embargo, al ser un método que no ha sido probado en estos animales puede que tarde hasta 10 años en funcionar.

A finales de 2017 Sudan sufrió una infección en su pata derecha, y aunque mejoró en los siguientes meses, un año después la infección volvió a manifestarse y su salud se deterioró gravemente pese a los cuidados intensivos. En las últimas semanas no era capaz de incorporarse y dejó de comer y de darse los baños de barro. Además, le aparecieron otros problemas en la piel y en las articulaciones. Por todo ello, los cuidadores a su cargo decidieron sacrificarlo el 19 de marzo de 2018, a los 45 años.

Con su muerte, de la que en marzo se cumplirán tres años, quedan únicamente dos ejemplares vivos de rinoceronte blanco del norte, ambos hembras y descendientes de Sudan: su hija Najin y su nieta Fatu. En ellas recae ahora la única esperanza para salvar de la extinción a los rinocerontes blancos del norte.

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