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Eloísa Vadillo Atoche: “Estoy enamorada de Yucatán”

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Eloísa Vadillo Atoche: “Estoy enamorada de Yucatán”

Eloísa tuvo la fortuna de crecer en una familia muy numerosa bajo un entorno donde no había límites por alcanzar. Con una educación muy estricta, a los 9 años ya sabía bordar, coser y tejer. Destacó en los estudios y su dinámica inquieta le llevó a cursar materias de grados avanzados, realizar actividades y tareas extras para mantenerse ocupada. Con el tiempo aprendió a expresar lo que pensaba sin miedo. Cuando llegó el momento de elegir su carrera, obtuvo una beca en la Universidad Anáhuac por su alto desempeño. Su espíritu revolucionario le permitió liderar varios proyectos en busca de mejoras y a formar parte de la Sociedad de Alumnos; su carácter y conocimiento, le llevó a pertenecer a la planilla de Víctor Cervera, Tito Sánchez y Rocío Quintal, entonces Presidenta, y quienes cursaban semestres más avanzados. Estudió la Licenciatura en Administración de Empresas Turísticas y participó activamente en la Federación de la Sociedad de Alumnos; al tercer año ya era vicepresidenta por su iniciativa en la recaudación de recursos a partir de la organización de múltiples eventos. Toda esa gestión social y escolar le ayudaron a fortalecer su experiencia para el futuro de su carrera.

“Al trabajar de cerca con gente tan valiosa, conoces el otro lado de su persona, tomas lo mejor de las ideas de cada uno: cómo piensan, opinan o resuelven, es una riqueza que te cultiva. A los maestros que tuve, los recuerdo con gran cariño, me dejaron un conocimiento muy importante.”

Se graduó en enero de 1998 y al día siguiente tenía trabajo en Katanchel, la primera hacienda dedicada al servicio turístico. “Mi abuelo, don Joaquín Atoche, tuvo varias haciendas, yo disfrutaba mucho los fines de semana con él, me enseñó a sembrar, ordeñar vacas, torear y en una ocasión me platicó que antes de desarrollar Cancún, el presidente Miguel Alemán les propuso un proyecto donde el gobierno impulsaba a Yucatán como un emporio turístico a través de las haciendas, pero cuando reunieron a los hacendados, en ese entonces, ellos no entendían cuál era ese perfil ni lo que significaba el potencial de desarrollo que tiene el turismo en este nicho”.

Eloísa continúa avanzando en su preparación y carrera hasta pertenecer a la cadena hotelera Palace Resorts Cancún, aprendiendo en práctica y desde abajo lo relacionado con el sector y servicio refinado; obtiene y lleva con gran éxito la gerencia de grupos en el Centro de Convenciones, en ese entonces recibe varias invitaciones de la Secretaría de Turismo de Yucatán, y decide aceptar en enero de 2002. Llegó a trabajar fuertemente en el área de marketing, posteriormente ocupa el cargo de promoción turística donde tuvo la oportunidad de transmitir la belleza, cultura, colores, sabores y costumbres del Estado.

Esta etapa le llevó a lograr y negociar en el extranjero importantes convenios como el de Italia donde destaca la donación de diez pesos por cada uno que se invirtiera en la promoción turística; se realizó el 1er. Catálogo de Sitios Nacionales Turísticos logrando el primer lugar, así como la obtención de un sitio en las Siete Maravillas del Mundo con el registro de Chichén Itzá en Seven New Wonders, que le ha dado hasta hoy día una relevancia incalculable a nivel mundial.

Al entregar el cargo fue invitada a sumarse al grupo Intercontinental como gerente regional de ventas y marketing en Cancún-Cozumel.

Con poco más de 20 años en el mundo de la hotelería, Eloísa Vadillo, se encuentra hoy día, al frente del Hotel Presidente Intercontinental Mérida, colocándose como la primera gerente general de un hotel en Yucatán con ese prestigio. Su función ha sido impecable y sobre todo muy valorada por el gremio y quienes diariamente “saborean” a Yucatán en cada espacio durante su estancia. Recientemente celebramos en conjunto con la cadena, su XIII Aniversario como Hotel Presidente Intercontinental y la nueva imagen de Revista Yucatán, donde confirmamos que la calidad no se hace sola, se requiere de una gran líder con la delicada esencia de sus raíces impregnada en cada detalle, y la fortaleza de una mente que no se detiene ante la implacable sinergia del mundo moderno.

 

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