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La crisis de influenza convertida en leña para la caballada de las campañas, por Eduardo Lliteras

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La crisis de influenza convertida en leña para la caballada de las campañas, por Eduardo Lliteras

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La crisis de influenza pronto se convirtió en leña para alimentar la flaca
caballada de las campañas políticas
                                                                                      Por Eduardo Lliteras

llitsen@libero.it   

En efecto. Ante el descrédito galopante de la política, y la falta de
credibilidad frente a la crisis económica que desintegra lo que quedaba del
tejido social, la influenza del H1N1 apareció como deus ex machina para
levantar al muerto de las campañas, que nomás no alzan vuelo.
En dicha tentación cayó, en primer lugar el presidente Calderón, como señala
en la revista Proceso, John M. Ackerman: “el triunfalista discurso que Felipe
Calderón pronunciara en cadena nacional el pasado lunes 4 (de mayo) demuestra sus claras intenciones por intervenir personalmente en las campañas electorales, utilizando políticamente la crisis sanitaria para favorecer a su gobierno y al Partido Acción Nacional”. 
La tentación del diablo   
Ante la debacle económica, que ha sumido al país en la peor crisis económica
desde que Ernesto Zedillo arruinara a millones de mexicanos con los llamados
“errores de diciembre”, se opta por acicatear el miedo y después, por auto
ungirse con la máscara de súper héroe planetario. Lástima que pocos en el
extranjero se traguen el anzuelo.
En efecto. Las críticas hacia la manera en que el gobierno mexicano atendió
la crisis de influenza fue un coro griego en el extranjero, por más que se diga
lo contrario y se alimente la xenofobia para intentar unir a los mexicanos tras
una cortina patriotera, mientras la patria se nos deshace en las manos.   
Hubo críticas en Francia, en Brasil, en Bruselas y ahora en Cuba, por la
ineficacia del gobierno mexicano en el aviso a la población y a la comunidad
internacional sobre el brote de influenza. Hubo retardos, todavía no
explicados, y silencios sobre el origen de la epidemia. Caos en el manejo de
las cifras de los enfermos y muertos. Diarios extranjeros, en sus editoriales, criticaron con dureza al gobierno federal. La crisis desembocó en un auténtico
contencioso diplomático con China, Cuba, Ecuador y Argentina, por citar
algunos. Se trató a los mexicanos como apestados. Y en México, algunos medios se dedicaron a soplar en la llama de la intolerancia achacando a los
extranjeros los yerros propios.
Todavía no logramos recuperar la confianza extranjera y la industria
turística fallece ante el abandono masivo de los turistas de la patria del
H1N1. Pero ya se echa mano de la influenza para sacar raja política e intentar
repuntar en las proféticas encuestas. Entre el caos, la danza de fantasmas, que
nunca nos abandonan, como una sempiterna pesadilla: Carlos Ahumada y su libro; las declaraciones de Miguel de La Madrid sobre Carlos Salinas. Y lo que venga.
Quizá lo más grave es la incongruencia del PAN, que en Yucatán ataca al
gobierno estatal con el argumento manido de que se “ocultó información a la
población sobre la presencia de la influenza” en el estado.
Si hubiera congruencia, y no un uso electorero del virus, se cuestionaría,
antes que nada, la política de comunicación del gobierno emanado de ese
partido, a nivel federal. La danza de los enfermos, de los muertos, que un día
aparecen y al día siguiente ya no están y luego se duplican. ¿O acaso no es
sospechoso, que de un día para otro, desde el DF, se duplicaron los casos de
influenza en Yucatán? ¿Justo en el arranque de las campañas, a ojos vistas
perdidas por el partido que se parapeta en el Ayuntamiento y que se hunde con el lastre de Cecilia Flores?
Si hubiera honestidad se hablaría de la crisis del sistema hospitalario. De
las colas en los hospitales, de los muertos por la influenza, que podrían haber
sobrevivido con el tratamiento adecuado. Si quedara algo de credibilidad, en vez de desesperación ante la inminente debacle, se cuestionaría el papel de México ante el mundo, a pesar del respaldo interesado de Washington ante la ola de desaprobación internacional por el contagio de la gripe humana, por el evidente retardo en el aviso a la comunidad mundial.
Pero no. Ni siquiera el prurito de la vergüenza. La política tiene la fiebre alta. Está contagiada de influenza. Es la gripe de estación: después del próximo 5 de julio, la darán de alta.


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