Por José Luis Preciado.
Será un presupuesto histórico para Yucatán en el que se ejercerán más de 20 mil 300 millones de pesos. La mayor parte de ese recurso se va a la obra pública carretera, para este rubro se destinarán algo así como mil 200 millones de pesos repartidos en 23 proyectos. Al sector de la salud van 609 millones, al fomento al deporte, 112 millones, de los que saldrá el recurso para organizar la Olimpiada Nacional. Asimismo la obra hidráulica recibirá 442 millones, el fondo metropolitano, 74 millones y para cultura habrá sólo 60 millones de pesos (el patito feo junto con el campo en la asignación presupuestal), entre otros rubros.
Rolando Zapata Bello, diputado federal yucateco, quien preside la Secretaría de la Comisión del Presupuesto ha dicho que funcionó bien el cabildeo previo que hicieron la gobernadora Ivonne Ortega y la alcaldesa Angélica Araujo, ellas -sobre todo la gobernadora- tocaron todas las puertas y recorrieron todos los departamentos del Congreso de la Unión, mandaron a hacer pibes que recién horneados viajaron hasta el Distrito Federal–unos se echaron a perder en el camino- para agasajar a los diputados, sobre todo a aquellos que pudieron significar votos a favor.
Es un hecho, a Yucatán le tocarán más recursos federales, esto suena bien siempre y cuando se utilicen de manera inteligente y proactiva, mucho se ha comentado de los problemas administrativos que tiene el Estado, de la mala utilización del recurso tocando partidas inadecuadas y enviando dinero a programas emergentes sacados muchas veces de la manga. La semana pasada el secretario de Planeación, Armando Baqueiro Cárdenas, admitió que a él sólo le tocaba hacer planes, pero que los secretarios habían disparado sus gastos por arriba del techo presupuestal, pues todos ellos estaban gastando más, eso significa que los planes no corresponden a las obras y viceversa, en ello solo se salvan aquellos recursos que tienen fuertes etiquetas.
Entonces hay una buena noticia: más recursos para Yucatán, pero se convertirá en mala si se no se les da buen uso. En el 2011 va toda la carne al asador, se ha dicho será el año de la obra pública, se pretende borrar el 2010 que pasó sin pena ni gloria, y de nuevo ganar las elecciones en el 2012. Así de calculada está la cosa política.
