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Ellos hicieron la FILEY. Todo empezó con Leer por placer

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Ellos hicieron la FILEY. Todo empezó con Leer por placer

Inauguración FILEY 2014
Inauguración FILEY 2014

Un reconocimiento a Alfredo Dájer y Rafael Morcillo

Por José Luis Preciado

Conocí a Rafael Morcillo en su fase de restaurantero, tenía una palapa donde cocinaba pescados y mariscos (Tikinfish), una tarde llegó a la radio con una bandeja llena de delicias marinas, quería convencernos de su sazón y lo logró. Esa era tan sólo una de sus múltiples facetas, pero había una en particular que llamo mi atención: «Leer por placer», una caravana de jóvenes universitarios que iban a leer a las escuelas primarias, un esfuerzo –puedo dar fe de ello– que le costaba mucho dinero mantener abierto, ese era el Morcillo creyente en que alguien un día le iba a escuchar con este proyecto, esa idea le venía de tiempo atrás, cuando siendo uno de los mejores vendedores de Editorial Santillana en todo Latinoamérica, detectaba ese enorme faltante en nuestros niños, no sabían leer, huelga decir que el futuro sería igualmente negativo en esta asignatura. Hoy sabemos que muchos profesionistas, egresados de cualquier carrera no tienen el hábito de leer, por lo tanto son expertos en lo suyo, pero ignoran lo demás y peor aún el sentido de la vida, porque como dice Armando Fuentes Aguirre «Catón» la vida cobra sentido a partir de lo leído; en esos sueños andaba desvelado el Sr. Morcillo, un día me invitó a leerles a los niños de una escuela primaria de Xcanatún, cerca de Mérida, gustoso acudí llevando a Juan Rulfo y sus cuentos de El llano en llamas, aún no sabía qué efecto iba a causar entre los niños, ni siquiera cómo empezar a leer, uno no puede llegar a un lugar y sólo pararse a leer, por algún lado había que empezar, yo comencé preguntándoles qué libros conocían y de esos, cuáles les habían gustado más, me asombró su respuesta –eran de tercero, tenían 8 ó 9 años– estuvo entre Harry Potter y los libros de texto.

En estas caravanas iban varios escritores conocidos locales que también acudían al llamado de Morcillo, según me contó luego, llevaba ya unos seis años haciendo estos viajes, mientras tanto seguía tocando puertas, fue al gobierno estatal, al Ayuntamiento de Mérida, a la Secretaría de Educación y a muchos otros lados, hasta que llegó a la Universidad Autónoma de Yucatán, cuyo rector Alfredo Dájer lo escuchó atentamente, tomó nota, le pidió un proyecto completo, donde se cambiaría la caravana de Leer por placer, por una feria que pudiera representar a la lectura y no al libro, ya le hemos dicho antes, la FILEY es un homenaje al lector y a los promotores de la lectura, eso la hace distinta de cualquier otra feria del mundo, incluyendo la Feria del Libro de Guadalajara (FIL) ésta, la de Yucatán, es la Feria de Lectura.

Unos días después, no muchos, regresó Rafael Morcillo a la UADY con un proyecto armado, había hecho decenas de llamadas, puso a funcionar a todos sus contactos en Santillana, sondeó el mercado editorial, traía cifras y datos sobre el mundo editorial, todos sabemos que en México se lee muy poco, según la Cámara de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) en este país sólo se leen, en promedio, dos libros y medio por año, mientras que la UNESCO recomienda 43 como mínimo, allí en la oficina del edificio central de la Uady, el rector Dájer Abimerhi dio el visto bueno para la primera Feria de la Lectura, esa a la que vinieron grandes personajes, Elena Poniatowska por ejemplo, enamorada de la feria.

Recuerdo también la segunda FILEY: –Oye Alfredo –dice Morcillo– ya vino el maestro José Emilio Pacheco y nos deja firmado el acuerdo para que se entregue el premio Excelencia en Letras con su nombre ¿Qué te parece si traemos a Savater para la tercera, a J.J. Benítez? …y los que faltan.

Ambos personajes, cada uno en su elemento y en su ámbito, son apasionados de la lectura, son devoradores de libros, inspiran a una sociedad como la nuestra, que desde Yucatán alza la mano y le dicen al resto del país “aquí estamos, tomen en cuenta a la FILEY”. Como dicen los cubanos, esta feria ya cogió candela y nadie la para, autores, editoriales, promotores, talleristas, países invitados y sobre todas las cosas, los lectores que han hecho suya a la FILEY, allí están los 170 mil asistentes en esta su tercera edición, hay que tomar en cuenta que los planes siguen siendo crecer y salir del recinto Siglo XXI y tomar a toda la ciudad como escenario de las próximas ferias, incluyendo la entrega del máximo reconocimiento, el Premio Excelencia en las Letras “José Emilio Pacheco”, que un día deberá ser en ceremonia de mayor nivel, en el teatro José Peón Contreras.

Cuando haya que voltear al origen de la FILEY, no olvide a estos dos personajes, Rafael Morcillo López y Alfredo Dájer Abimerhi, el primero creativo, apasionado, loco y el segundo… también. En esta tercera edición ya los vimos más relajados, como que les suena familiar aquello de que esta feria motive a Leer por placer.

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