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El informe palacio

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El informe palacio

Corren tiempos duros.

Vector del huanglongbing
Vector del huanglongbing

Estamos en medio de un año muy duro para todos, miles de personas han perdido el empleo, otros se encuentran en paro técnico para salvar la fuente laboral, la economía de las empresas pequeñas medianas y grandes sufre por la falta de circulante, la influenza que llegó para quedarse a vivir entre nosotros, encima nos cayeron varias plagas en los sembradíos del campo, desde el gusano cogollero, hasta el dragón amarillo (Huanglongbing) -que afecta los plantíos de cítricos en Colonia Yucatán, pero amenaza a todo el estado-,  de hecho expertos piden el corte de todas la limonarias, planta que aromatiza los hogares, pero que hospeda a la temible plaga, de aquí y de allá nos saltan los problemas, unos naturales y otros humanos, problemas que un día –esperamos- tener tregua, pero hoy no estamos para tirar las campanas al vuelo.
Por ello esperamos un segundo informe del gobierno de Ivonne Ortega sin mayores anuncios, no hay mucho qué presumir, de hecho hay poco que decir, salvo que se quieran inflar cifras y tejer hilos al viento. Para este informe, hubiéramos querido mayor austeridad, no sólo en invitados, también en derroche de imagen que se repite en distintos escenarios, con diversar personas, “un gobierno que escucha” dice el slogan por radio y televisión. Pero la verdad es que hay poco que festejar, y no se trata de esconderse en los rincones y lamentar lo difícil de la vida actual, no, tampoco, aquí lo que verdaderamente importa es estar a la altura de la gente del pueblo, los de a pie, quienes hoy caminan por la vida evocando aquella canción de Rafael Hernández “Lamento borincano” “¿qué será de mis hijos y de mi hogar?” muchos hoy, no tienen para comprar ni siquiera alimento, para mandar a sus hijos a la escuela, para pagarse unas vacaciones, el alquiler o hipoteca de la vivienda y están con el Jesús en boca en espera de esa carta del INFONAVIT o del despacho contratado por ellos para notificarle su corte de crédito.
Ante todo esto conviene ser austero, mostrar solidaridad y respeto por los demás y poner de nuestra parte para ayudarlos a salir adelante.
Que nos debe ocupar: preservar el empleo, canalizar todos los recursos para los programas que puedan tener impacto social, educación, salud, apoyo a proyectos productivos, agua potable calles, entre otras cosas que de verdad detonen y generen mejoras sociales.
En cambio pensar en cenas de gala, invitados ataviados con guayaberas de lino, traje sastre y mucha música, nos lleva a las antípodas del pensamiento colectivo. Hoy las campanas doblan por la fiesta que se prepara, mañana podría de igual manera sonar por aquellos que siempre llegan tarde a la mesa de la cena. Nunca como ahora suena tan fuerte, detrás de los muros del poder, el lamento borincano.

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