Por Sergio Grosjean
El día de hoy, continuamos avanzando en la recuperación de varios cenotes que se encontraban apagados en el mejor de los casos por el abandono, y otros, no tuvieron la misma suerte ya que fueron sepultados por material pétreo o devastados por basura. No omito en señalar que gracias a la confianza y apoyo económico de la CONAFOR (Comisión Nacional Forestal), a la participación activa de los pobladores, tanto de hombres como guerreras mujeres mayas, al equipo de especialistas en biología, agronomía, espeleología y valientes espeleobuzos que ayudan a recuperar todo tipo de basura y cacharros del fondo de las aguas, hoy estos lucen con renovada imagen.
Pero cuando nos preguntamos porqué la gente tiene la mala costumbre de tratarlos de esa manera, sospecho que tenemos que remontarnos al pasado, a muchos siglos atrás, cuando llegaron los colonizadores europeos a estas tierras.
Al arribar los españoles, se encontraron con la novedad que para los mayas precolombinos existía gran número de rituales que se relacionaban de una u otra manera con los cenotes o las cuevas, y que los seres sobrenaturales, sobre todo, las deidades, mantenían una estrecha relación mística con los mayas, y estos últimos tenían la obligación de cuidar que sea adecuada y, en lo posible, armoniosa, ya que la vida giraba en torno a ellos, y es por eso que los mayas practicaban rituales que establecían una suerte de reciprocidad con los dioses, es decir, las personas recibían dones pero también debían agradecer y corresponder con ofrendas de diversa índole, ya sea de sangre como en el caso de los auto sacrificios, de perforación de orejas, de lengua e incluso pene; o bien, con la ejecución misma de un ser humano. También podía ofrendárseles comida u objetos valiosos, que los arqueólogos solemos encontrar depositados en edificios o espacios naturales como cuevas o cenotes. Existe evidencia arqueológica de que las construcciones igualmente recibían el depósito de ofrendas como vasijas, piedras de moler, joyas o incluso la vida humana. De tal forma, los europeos, al colonizar, también decidieron implantar sus costumbres e ideología, por lo que comenzaron a incitar a los mayas a tapar las cuevas e incluso cenotes, influyendo en su cosmovisión, asegurándoles que en esos sitios habían malos vientos, por lo que era imperante taparlos para que estos no salieran.
Es así, que podemos inferir que los primeros intentos por sepultar este mundo subterráneo provienen de esas épocas. Pero hoy, la situación se complica, ya que no solo se obstruyen las entradas con piedra, sino que hay el agregado de basura.
Pero nunca es tarde para revertir la situación, pero esto no solo debe ser limpiando el cochinero, sino creando conciencia al menos entre la población donde se asientan estas formaciones. Hoy, el municipio de Hocabá, con acciones, dará el primer paso con el banderazo hacía una nueva forma de ver a los cenotes, invitando a sus pobladores a que disfruten del cenote de Sahcaba ya restaurado, luego de haber sido liberado de toneladas de escombro y basura. Ojalá y el gobierno del estado y la SEP sigan el ejemplo y tomen conciencia de la situación que atraviesan nuestros cenotes y comiencen a considerar dentro de sus programas campañas de concientización entre la población, pero principalmente entre los niños, ya que ellos traerán el ansiado cambio. Mi correo es sergiogrosjean@yahoo.com.mx y twitter @sergiogrosjean