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¡Que no le vuelvan a pegar!

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¡Que no le vuelvan a pegar!

diputadas

Por Virginia Carrillo.

Cuántas veces en Yucatán ocurrió que incontables mujeres, reuniendo todo el valor posible, se acercaron al ministerio público a poner una demanda por violencia familiar después de ser golpeadas por su pareja y se encontraban con que una vez no era suficiente para que se configurara ese delito y procediera su denuncia, porque casi les decían “regrese a su casa para que le vuelvan a pegar y entonces venga para que asentemos violencia familiar” y se procediera contra el agresor.

Esto sucedía porque el Código Penal de Yucatán estipulaba la condición de “agresión reiterada” para configurar el delito de violencia familiar, y al no existir dicha reiteración, la víctima sólo podía denunciar “lesiones”.

Es un enorme avance el que ha conseguido esta legislatura local a favor de todas las víctimas –mujeres, menores, ancianos, gente con discapacidad- que a diario sufren la violencia física, psicológica, sexual o económica de quien detenta el poder en el hogar. Haber eliminado la condición de reiteración es un logro conseguido después de muchos años de resistencias y prejuicios de no pocas personas que ostentaban un cargo público ya sea en el propio Congreso del Estado o en alguna instancia de impartición de justicia que, mirando el asunto desde la visión machista que denomina en lo social pensaban, entre otras cosas, que eliminar dicha condición provocaría que el ministerio público se “saturara de mujeres” queriendo interponer denuncias de esta naturaleza.

La ignorancia del fenómeno, del grave problema social de la violencia familiar entre quienes tienen la gran responsabilidad de impartir justicia, sumado a sus prejuicios –y pienso no sólo en hombres sino también en mujeres que así lo ven- ha sido el gran obstáculo para lograr avances que impidan que este delito siga cometiéndose en los hogares. Alguna vez un alto funcionario público le contestó a una persona que le hablaba de las preocupantes cifras de violencia familiar en Yucatán lo siguiente:

-¿Qué? ¿A poco tú nunca te has peleado con tu marido? -tratando de convencerla de que dicho fenómeno sólo existía en la imaginación de las “feministas”.

Cifras de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en el Hogar 2006 (ENDIREH), indican que 39 de cada 100 mujeres en Yucatán fueron violentadas por su esposo o pareja a lo largo de la relación, y que 43 mil 156 mujeres casadas o unidas han sufrido violencia extrema con gravedad, de las cuales un 58.7 por ciento ha requerido de atención medica o de intervenirse quirúrgicamente para superar los daños ocasionados por las agresiones… Entonces ¿sucede sólo en la imaginación de las feministas?
Pero al fin, diputados y diputadas de las distintas bancadas aprobaron por unanimidad esta reforma a los artículos 228 y 229 del Código Penal del Estado. “Cuántos golpes tuvieron que existir, cuantas muertes tuvieron que ocurrir para que por fin sea verdaderamente real el acceso a la justicia por parte de las víctimas de violencia en el seno del hogar”, expresó después de ello la panista Patricia Gamboa Wong.

También Doris Candila Echeverría de Todos Somos Yucatán, manifestó que esto se había conseguido después de “largos años de lucha, de lágrimas y de enfrentamientos” pero que al fin se avanzaba y se saldaba una deuda pendiente de los legisladores.

Además se consiguió que sea considerada como violencia familiar cualquier agresión sufrida por la víctima aún si ocurriera fuera del hogar. Porque antes sólo se hacía equiparable cuando sucedía bajo el techo donde residía la familia. En Yucatán todavía falta mucho por hacer en materia de violencia familiar, pero con este avance la ley empieza a estar del lado de las víctimas para que no exista ni un golpe más.

 

 

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