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Siempre tendremos la música

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Siempre tendremos la música

Por Alejandro Pulido Cayón

Su ausencia crea un abismo en el corazón de miles de personas a quienes tocó el alma con su música. El mundo del arte y la cultura está consternado, incrédulo ante la barbarie ocurrida a Luis Fernando Luna Guarneros, hombre generoso y entregado a forjar una mejor sociedad. Hoy las musas revientan en llanto.
Originario de Veracruz, llegó a Mérida hace más de una década. Fue partícipe e impulsor de proyectos cruciales para el desarrollo cultural del estado. Desde haber sido director fundador de la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY), hasta ser la batuta principal de la Banda Sinfónica Juvenil, que ahora lleva su nombre. Su herencia es invaluable, deja un legado que, estoy cierto, florecerá en futuras generaciones que tuvieron el honor de estudiar con él.
La noticia de su desaparición, primero, llegó como latigazo, destrozó la tranquilidad que tanto ha costado forjarnos en Yucatán. Lo que después sucedería era inminente, aunque hasta el último minuto se guardase la esperanza de volverle a ver con su sonrisa de siempre. Y no. La realidad es cruel, inmisericorde, y nos atajó mediante el comunicado oficial que confirmó el deceso de tan ilustre persona.
A lo largo de la semana que concluyó, hubo cientos y cientos de especulaciones, desinformación a diestra y siniestra. Medios que traspasaron los límites éticos, publicaron toda clase de hipótesis descabelladas. Incluso las autoridades ministeriales, hasta el momento, son incapaces de darnos la cara a la sociedad y contarnos la verdad de lo ocurrido.
Hay cuatro personas imputadas por el crimen. Uno de ellos, señalado como autor material, acusó ante el Juzgado que fue privado ilegalmente de la libertad, torturado y obligado a confesar. De hecho, amigos del sujeto denunciaron en redes sociales su desaparición la víspera que la Fiscalía anunció la aparición de los restos mortales del músico. Situación preocupante, que deja en vilo a la justicia.
Si en Yucatán pretendemos mantener los altos niveles de percepción de seguridad que se tienen, resulta imprescindible que las autoridades policiacas y fiscales actúen con transparencia, apegadas a derecho, conforme a lo que se espera del nuevo sistema de justicia penal.
De otra manera, mientras las policías se conduzcan como antaño, los criminales y los asesinos tendrán altas probabilidades de salirse impunes, tal cual ha sucedido en al menos tres casos recientes en los que la Fiscalía incurrió en irregularidades y fue incapaz de probar ante el juez sus alegatos. Merecemos que se comporten a la altura de este reto.
Luis Luna fue obligado a partir antes que nosotros. Y sus familiares nos piden que lo recordemos con alegría, con esa luminosidad que en todo momento traía en el rostro, pese a las duras pruebas y vaivenes y tormentas que le pudieran acechar.
Siempre tendremos la música, que era su razón de ser y estar en el mundo. Personas como él nunca mueren, trascienden. Dejemos que la justicia haga su labor. Hasta la eternidad, Luis.

En Twitter: @alexpulidocayon

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