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México canta, no llores

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México canta, no llores

Por José Luis Preciado

De por sí la fecha de 1985 no se olvidaba, ahora menos.

Con los puños arriba y callados, un grupo de vecinos de la colonia Emperadores, observó como en cincuenta segundos un edificio se vino abajo, sepultando a sus moradores ante el estupor colectivo, intentaban escuchar algún sonido, hálitos de vida debajo de los escombros. Acá hay alguien!

descarga (1)Aprietan la respiración, azuzan los sentidos y escuchan el crujir de las vigas y el concreto que se acomodan entre escombros, como un sándwich aplastado. Territorio de símbolos y tragedia, la escuela Enrique Rebsamen sepultó a sus alumnos con maestras, las que lograron salir no se fueron a casa, cantaron tristes canciones para consolar a los atrapados debajo de las lozas, mientras los padres desesperados gritaban los nombres de sus hijos.

De tanto ensayar simulacros, los comités de apoyo vecinal se activaron de inmediato, allí se veían hombres con casco y chalecos, lámparas ciegas y otras formas de búsqueda. Las víctimas se irán contando como una triste estadística similar a la de 1985, 32 años después sucede el luto.

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