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La BBC publica un publireportaje chovinista y de tintes xenófobos de Mérida

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La BBC publica un publireportaje chovinista y de tintes xenófobos de Mérida

Una imagen chovinista y de tintes xenofóbicos de Mérida fue publicada por la BBC de Londres en un publireportaje en el que se afirma “que todo (en la capital yucateca) es muy tranquilo, aquí no hay tanto delincuente como en otros lados”.

El reportero de la BBC, Alberto Nájar, en su nota intitulada «si se acaba el mundo, me voy a Mérida», cómo es y cómo se vive en la ciudad más pacífica de México, dice que la vida en Mérida, la Ciudad Blanca como se la conoce, ubicada en el sureste del país parece caminar en sentido contrario al resto de México.

¿Seguro es así? No todos estamos tan seguros como dice Nájar.

A lo largo de la nota y de las entrevistas, se nota que Nájar no visitó, por ejemplo, el sur de la ciudad de Mérida ni tampoco algunas de sus comisarías (como Cholul) donde de noche los vecinos evitan salir o no se sienten tan extraordinariamente tranquilos como las personas entrevistadas de colonias que no cita por su nombre.

El superficial trabajo del reportero pasó por alto numerosos hechos violentos acaecidos en la ciudad, o el hecho de que los robos a casa habitación y son un grave flagelo que lejos de disminuir aumenta o se mantiene en las mismas cifras de años anteriores como señala Semáforo Delictivo. Esto por no hablar del pandillerismo y de los actos violentos cometidos por bandas en numerosas colonias y comisarías de la ciudad. Minimiza los feminicidios que han flagelado a la ciudad con su brutal violencia, por no hablar de otros hechos delictivos sangrientos que han tenido lugar en al ciudad a lo largo del año y que no vamos a reseñar aquí, con un tono lamentable. bbcculo-olbvu0zl5o

La ingenuidad del reportaje llega al extremo de asegurar que aquí la gente vive con las puertas abiertas porque no pasa nada: «Aquí todavía puedes dejar la puerta abierta de tu casa y no se pierde nada, pero es porque todos nos cuidamos», le dice a BBC Mundo Gloria Menéndez, empleada en una tienda de ropa, «en mi barrio todos estamos muy pendientes. Ya ve lo que pasa en Cancún, es un horror».

La explicación del reportero sobre los menores índices de seguridad en Mérida, respecto a otros estados del país –que no todo México- raya auténticamente en el simplismo más puro: la desconfianza en el “fuereño”, en el huache. Habla de “especialistas” a los que no menciona por su nombre: “según especialistas, una de las razones por las que grupos de delincuencia organizada controlan comunidades en México es porque los vecinos toleran su presencia desde el primer momento. Luego los aceptan como parte de su entorno. Eso no parece ocurrir en la sociedad de Mérida donde los forasteros provocan suspicacias. Una capa más al blindaje social”.

Además de no citar a los supuestos “especialistas” consultados, el reportaje menciona cifras inexactas sobre la población de Mérida (dice 1.5 millones) y pasa por alto el crecimiento urbano y las transformaciones de la ciudad que la están alejando rápidamente de esa imagen idílica de pueblo de provincia aislado del mundanal ruido y violencia del resto de los pérfidos mexicanos que pinta en el reportaje de sabor a pib.

El reportaje llega a extremos chovinistas rayanos en la paranoia más clásica del patio local y afirma que “en los últimos años, a la tradicional suspicacia hacia los forasteros se suma el temor de que entre ellos haya delincuentes”. Como si no los hubiera en Yucatán, debido a alguna mutación genética, que aleja a los yucatecos del género y de la comedia humana.

Dice, citando a Jorge Álvarez Rendón, uno de los cronistas de Mérida. «Aquí la gente es muy tranquila, es difícil que se le caliente la sangre», asegura a BBC Mundo.

“Muchos están convencidos de que los actos de violencia son culpa de los recién llegados”.

Y claro, como si fuera un hecho intrascendente ser robado en ésta ciudad, dice quitado de la pena que “los delitos más frecuentes en la Ciudad Blanca son los robos sin violencia. También se vende droga, sobre todo marihuana, aunque de acuerdo con la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR) es una distribución a pequeña escala, conocida como narcomenudeo”. Bastaría que se diera una vuelta por numerosas colonias el reportero Nájar, para que supiera que se vende crack, cocaína, además de pastillas, por muchos rumbos de la ciudad.

Por último, cita al alcalde de Mérida, al que al parecer también entrevistó, así como al presidente de la Canaco Mérida, Juan José Abraham –quien por cierto, ha venido insistiendo en el grave problema de los robos a casa habitación y a negocios en la ciudad convertida en el nuevo edén planetario según la BBC-.

Quizá el reportero podría plantearse investigar cómo otras ciudades del país, como Cancún, Monterrey, o la misma Guadalajara, por citar sólo un par, pasaron de ser ciudades «tan pacíficas» o más que Mérida, a convertirse en urbes cada vez más peligrosas y violentas. Entonces, quizá vería que Mérida no es tanto una isla, sino muy probablemente una anécdota pasajera en la descomposición que aflige a México, por otras muchas razones y motivos que están muy a la vista, como la creciente pobreza urbana o el aumento del pandillerismo de tintes criminales, por no hablar de las mafias del narco o de la trata, entre otras como la del pepino de mar. Sin olvidar el sistema neoliberal, fábrica de pobres, de empleados sin derechos, y de violencia contras las comunidades mayas.

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