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Huelga en la Uady

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Huelga en la Uady

Se esperaba un acuerdo antes de cumplirse el ultimátum sindical. Y nadie cedió. Hoy, la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) está semiparalizada.

Por Alejandro Pulido Cayón

Reventó pese a la opinión de muchos, quienes auguraban que la huelga sería conjurada a tiempo. Se esperaba un acuerdo antes de cumplirse el ultimátum sindical. Y nadie cedió. Hoy, la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) está semiparalizada. Vemos una lucha de poder. Juegan a las vencidas, a las fuercitas, a los pulsitos para ver quién aguanta más entre autoridades y sindicalizados. Las posturas son irreductibles.
Cierto, uno de los problemas que agravian la dignidad en México es el de la desigualdad. Vivimos en un país que se jacta de tener a uno de los hombres más ricos del mundo, a la vez que la mitad de los mexicanos están en condiciones de pobreza y una tercera parte en pobreza extrema. Todo ello está vinculado, de una u otra forma, al tema de los salarios. Bajo esa premisa estalló la huelga en la máxima casa de estudios deYucatán.
Si bien el reclamo de los sindicalizaos resulta legítimo, el momento y contexto en el que acontece revela que hay intereses políticos para medir el poder del rector, José de Jesús Williams. Con apenas 15 días en el cargo, el funcionario universitario enfrenta su primera crisis, la más grave en al menos 19 años. Por lo mismo, está imposibilitado a cumplirle las demandas al sindicato.
Por su parte, los agremiados a la Asociación Única de Trabajadores Administrativos y Manuales (Autamuady) tampoco están en condiciones de rendirse fácilmente. Empezaron una lucha con amplia repercusión en la sociedad entera. A su manera, nos han hecho ver las desigualdades salariales persistentes, así como todas las prebendas que reciben los altos funcionarios. Ello ha logrado que un amplio sector social cuestione los manejos presupuestales. Si claudican, terminarán disminuidas sus demandas.
En este escenario coexisten otras realidades. Tenemos un importante número de estudiantes del último semestre, prontos a titularse, que podrían perder valioso tiempo en su carrera debido a este conflicto. Asimismo, alrededor de 23 mil alumnos se han visto afectados en su derecho a la educación. Algunos universitarios y bachilleres se han pronunciado a favor de los huelguistas. Esta es la otra faceta del conflicto.
Las apuestas son muy altas. La UADY asegura que su más reciente ofrecimiento, en términos absolutos, alcanza un aumento salarial de hasta el 9.5 por ciento para los trabajadores más antiguos, y alrededor de 5.6 puntos porcentuales para el resto. Esa oferta fue rechazada por la Autamuady. En su votación para aceptarla o no, según se publicó, sufragaron 660 agremiados, de los cuales 435 decidieron continuar el paro laboral.
Ese dato resulta significativo, pues evidencia que el sindicato empieza a dividirse. Originalmente se dijo que eran 767 las personas que decidieron irse a huelga. Después, en la Junta de Conciliación y Arbitraje, 709 refrendaron su postura. Ahora, cerca de la mitad está en desacuerdo con la medida. Así funciona una estrategia para el desgaste, cada vez serán menos quienes deseen seguir con las aulas cerradas.
La federación sólo autorizó un incremento salarial del 3.4 por ciento para las universidades públicas, inferior al 4.2 del salario mínimo nacional. Eso porque los trabajadores universitarios son de los mejores pagados con respecto al resto de los mortales mexicanos. Ahí, también hay desigualdades importantes. La moneda gira en el aire.

En Twitter: @alexpulidocayon

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