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Carta abierta al alcalde Mauricio Vila Dosal (2)

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Carta abierta al alcalde Mauricio Vila Dosal (2)

Sin duda, el ambulantaje en el centro histórico ha alcanzado niveles sin precedente porque la pasada administración municipal (entre otras) colaboró en esta informalidad, autorizando sin empacho puestos en los parques del primer cuadro de la ciudad, que más que parques parecen vulgares mercados, y eso es sin mencionar que les “dan chance” a muchos de vender en alguna esquina a cambio de “colaborar” con una tajadita para el inspector del ayuntamiento en turno. No ajeno a esta corrupción están ligados l@s tratantes que manejan a l@s chiapenec@s; y me refiero a ambos géneros, ya que no solo son las vendedoras de artesanías las que están siendo traídas al estado, sino también los boleros, vendedores de cigarros, chicles etc., etc.

Sin duda, este es un tema que le compete a los tres niveles de gobierno, pero como todos se acalambran ante los seudo defensor@s sociales que aparecen para supuestamente velar por los derechos de las mujeres, sabemos que son una partida de malhechor@s quienes ya le tomaron la medida a las autoridades, y por consiguiente, a estos últimos se le hace más fácil hacerse de la vista gorda y rascarse el xik.

De acuerdo a un interesante escrito de nuestro amigo Luis Boffil Gómez en el 2013, alrededor de 350 indígenas chiapanec@s, entre niños, mujeres y hombres adultos ya vivían en Mérida, hacinados, sin servicios médicos, seguridad social ni educación, y explotados por sus paisanos y yucatecos que crearon una mafia en torno a los también llamados chapitas.

Por aquellos días, el entonces presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey), Jorge Victoria Maldonado, presentó una denuncia ante el Ministerio Público del Fuero Común de la Fiscalía General del Estado (FGE), contra quien o quienes resulten responsables por presunta trata en perjuicio de l@s indígenas que trabajan en las calles de la capital yucateca, y el resultado creo que no es necesario citarlo pues hasta ahora no hay algún detenido, y continúan operando con toda impunidad como “Juan por su casa”. Creo que al gobernador Rolando Zapata Bello también debería interesarle el tema pues no podemos continuar derrochando recursos en promocionar un estado que su capital tiene un centro histórico de cabeza, no solo con respecto al tema de los ambulantes, sino por el despilfarro que se hizo con las obras de “remodelación” del primer cuadro que comandó su antecesora Ivonne Ortega Pacheco y que todavía no entregan formalmente al ayuntamiento porque están en mal estado, y si no me creen fíjense simplemente en el alumbrado de la plaza grande o calle 60 (incluso el mismo palacio de gobierno que se encuentra parcialmente encendido y con focos quemados y parpadeando) que está en vergonzosas condiciones.

chapitaSer tratante secundado por la danza de la corrupción es muy lucrativo. La estrategia de estos malandrines en el caso de las vendedoras de artesanías es la siguiente: acarrean del estado de Chiapas a mujeres menores de edad o féminas mayores con niños pequeños, y a cambio de $50 al día y un techo donde dormir las ponen a trabajar un promedio de 10 horas al día vendiendo en las calles y a las puertas de los negocios, abordando a los visitantes a quienes le ofrecen una prenda barata, que ni siquiera se fabrica en nuestro estado, ni beneficia a los artesanos de nuestro estado que posiblemente apoya la Secretaría de Economía apuntalando nuestra economía. La razón que sean niñas y/o mujeres con pequeños bebés es para causar lástima o ternura y facilidad para abordar a los turistas. Es obvio que los negocios establecidos no pueden competir contra ellas porque no tienen gastos fijos: así de simple.

De acuerdo a testimonios, cada chiapaneca vende en promedio alrededor de mil pesos al día, pero seamos conservadores y digamos que venden la mitad; al multiplicarlo por 200, nos da un total de $100,000 al día. La utilidad debe ser de un 60%, es decir, entran líquidos $60,000 al día, que si los multiplicamos por 30 días nos arroja la fabulosa cifra de $1,800,000. Y si a esto le agregamos los limpiabotas, los vendedores de chicles, cigarros etc., nos podremos percatar porqué se multiplican. ¡ ahhh, y me quedé corto!

Otra competencia que existe para el comercio formal son los mochileros que vienen de diversos rumbos y/o poblaciones a vender blusas, guayaberas vestidos. Hay alrededor de doscientos, a la puertas de los comercios y/o hoteles, y ya esto llegó al colmo de la barbaridad que ya hasta su sindicato quieren consolidar. No esperamos que una administración combata todo el problema, pero al menos den luces regulando el primer cuadro de nuestra querida Mérida ¡ y por favor, que las cámaras apoyen a sus agremiados!, ya que el problema no solo es el centro de la ciudad, sino por cualquier rumbo de la capital. Mi correo sergiogrosjean@yahoo.com.mx y twitter @sergiogrosjean

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