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Carta abierta a Mauricio Vila Dosal

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Carta abierta a Mauricio Vila Dosal

Mauricio Vila Dosal tomará posesión como alcalde de Mérida, el 1 de septiembre, y uno de los temas irresueltos y urgentes que atender que hereda del actual presidente municipal, Renán Barrera Concha, es el ambulantaje.

Mauricio recibirá una granada que en cualquier momento le reventará en caso de permanecer inmóvil, y esto como resultado de la ausencia de voluntad para solucionar el problema por parte de la actual administración municipal -llámese por razones políticas, corrupción, falta de visión o porque simplemente les vale lo mismo que tres kilos de estiércol-.

grosjeanEl ambulantaje es un tema sensible ante la opinión pública y, por ende, similar a un pistón defectuoso atascado con mucha presión, que sin duda estallará de manera tan estruendosa que será tema nacional y espero que él, por ser empresario, y saber lo difícil que es mantenerse avante en tiempos tan difíciles como los de ahora, sea más objetivo y sensible que sus predecesores.

El suelo está cubierto de mercancía y ni soñar encontrar una banca, pues ya están todas ocupadas por los mismos ambulantes. Hoy, muchos vendedores establecidos están creando un frente en contra de estos vendedores informales que se multiplican a vista y contubernio de corruptos empleados del ayuntamiento, y sería infantil no pensar que las autoridades están coludidas en este jugoso negocio, ya que esto representa un botín de millonario siendo que es un dinero que entra a las arcas municipales sin ser auditado, es decir una “caja chica”.

O los inspectores ya se salieron del “huacal” o el alcalde en turno divide “honores” de manera sustanciosa, pues es inconcebible que a las puertas de la Catedral, es decir, del edificio más emblemático de Mérida exista un puesto que expende periódicos, chicles, cigarros y/o dulces.

Que quede claro: no estoy en contra de los vendedores, pero como me dicen los comerciantes establecidos: “a la gente le causa consternación el estado de los ambulantes, pues simplemente se están ganando el sostén de su familia, ¿y nosotros qué hacemos?”. Por qué esa forma tan desequilibrada de valorarnos, ya que nosotros nos ganamos la vida con responsabilidad pagando renta, empleados, luz, agua, impuestos, etc., etc., a diferencia de los ambulantes que simplemente llegan, extienden sus mantas, acomodan sus cachivaches para luego venderlos, y de allá se regresan a su casa a rascarse el “tuch”.

Antes eran unos cuantos y ahora se permitió que se multipliquen tanto en número como en horario, ya que antes salían a las calles a las 10 pm cuando se retiraban los inspectores, y ahora desde las 6 pm se instalan en los parques o a las puertas de nuestras tiendas. ¿Qué diría Mauricio Vila si le instalaran en la puerta de su Subway, de la calle 59 con 60 y 62, un puesto de tortas y otro de tacos?

El ayuntamiento, por su exagerada voracidad, se está encargando de matar al comercio establecido, ya que ha legalizado el comercio informal. Por ejemplo, hay cientos de vendedores en el Parque de la Madre, Parque Hidalgo y la Plaza Grande. Estos oasis de tranquilidad, como lo eran de antaño, dejan de serlo los jueves, viernes y sábados en la noche para convertirse en mercados por los que no puedes caminar, pues el suelo está cubierto de mercancía y ni soñar encontrar una banca, pues ya están todas ocupadas por los mismos ambulantes.

“Mérida en Domingo” es otra historia más terrorífica para nuestro negocio, pues fue inventado para disfrazar el comercio informal y ahora resulta que ya no sólo es el domingo, pues instalan esta “función” Semana Santa, julio, agosto, El Kiwik, el Tianguis Navideño, ventas de Año Nuevo, y otras temporadas que se sacan de la manga, además abren desde temprano y hasta la media noche. ¿Y saben por qué el ayuntamiento lo permite? Porque cada puesto tiene una tarifa y son miles y miles de pesos que entran al gobierno municipal sin que nadie se percate, por eso antes eran diez artesanos y ahora ya son cientos los que ocupan la calle 60, desde la Plaza Grande hasta el teatro Peón Contreras.

Nos comentan los comerciantes que cada año aguantan muchos meses con ventas bajas esperando la temporada de turismo, pero ahora resulta que ya no existe porque ahora se divide el pastelito con el sinnúmero de vendedores ambulantes que legaliza el ayuntamiento con sus tianguis en los parques, aunado a los que pululan por las calles aprovechando el relajito y de la “vista gorda” de los inspectores que, por cierto, los tianguis son el mejor escenario del mundo para vender los artículos robados, ya que nadie los fiscaliza.

“Ya estamos hartos de esta situación –nos comentan-, al día siguiente que tome posesión Mauricio Vila pediremos audiencia, y si no nos escucha sacaremos nuestras mercancías a la calle para competir de manera justa con los demás, y si es necesario, venderemos cochinita a las puertas de su Subway para que nos entienda. Continuará…

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