Por José Luis Preciado

Ahora resulta que cuando despertó el dino seguía allí

¿Qué hace la dirección del transporte con el tema Uber?
«Aplicar la ley como a todos aquellos que no tienen la concesión que otorga el estado».

Así respondió Humberto Evia, Director del Transporte Estatal, así respondería cualquier director del ramo en cada rincón del país, ante la amenaza real de un servicio como Uber, que es defendido con todo por la ciudadanía.

Hasta hace poco Evia creía que evitar nombrar Uber, era suponer que no existía, sin embargo el fantasma de Uber, se hizo real, mucho más rápido de lo esperado, hasta llegar con todo y maleta a prestar servicios directamente al aeropuerto de Mérida, lugar hasta donde llega a dejar y recibir pasajeros y allí fue donde ardió Troya, se hizo presente ese primitivismo del FUTV, quienes en lugar de competir con tarifas, usan el bate de béisbol y de nuevo la población en general, -usen o no usen Uber-, toman partido a favor de esta plataforma que ha logrado dominar a ciudades como los Ángeles California a golpe de tarifa.

No soy asesor de nadie, ni me gusta dar consejos públicos, pero el único camino del FUTV y de los demás taxistas es competir y eso tienen que reclamarle a la Dirección del Transporte, que los deje competir con tarifas, un ejemplo sólido es poner a cincuenta pesos todos los viajes dentro de la ciudad y sesenta fuera del periférico, pero dentro del municipio de Mérida, con clima o sin clima, con agua de cortesía o sin agua de cortesía, la única salida es tarifa y buen servicio, pero no allí vamos con el bate en la mano.

Héctor Fernández «Billy», has caído, han caído en el juego de Uber: mírelos eh, ¿ya vieron quienes son los malos de esta película?, todos quedaron convencidos de quien golpeo a quien, de quien perdió la cordura etcétera. La redes sociales vomitan pasados de Nerio Torres, evocan alianza con el gobierno estatal y otras cuestiones que pertenecían al pasado, pero que siguen vivas en la mente colectiva de un estado que almacena bites de aquello que piensan no vale la pena olvidar, hay que tener dos dedos de frente para saber que el desgaste es brutal, que Uber, en Mérida la tiene mucho más sencilla, que en otras partes del país, donde no tuvieron esos recuerdos.

Discutir el tema concesiones suena estéril, primero habría que probar que existe Uber, una contraprestación de un servicio de particular a particular, donde uno le sirve al otro. En todo caso habría que modificar la ley.

La calle se gana con tarifa y servicio, si eso no se entiende entonces la batalla estará perdida, al estado no le queda otra más que administrar el dolor de la gente, darle analgésicos y antidepresivos por el mal servicio de transporte que hoy se padece, el estado administra el botón de la bomba que lo amenaza; el mayor desorden en la materia. Le pregunté a Humberto Evia sobre los moto taxistas con placas de Campeche, pero circulando en Mérida, y lamentablemente respondió que se trata de un servicio tolerado, ¿que significa tolerar?, en senegalés no sé, pero en castellano es soportar, voltear para otro lado, dejar que pase…en suma permitir y desde luego permitir es participar de ese desorden, ya sea por motivos políticos, sociales, bajar el desempleo o corrupción. «Servicio tolerado» es la administración del dolor, no asumir que el enfermo requiere de acciones a fondo.

Esto pasa en Mérida y en cada uno de los 105 municipios restantes de Yucatán, cada alcalde administra el dolor de su propio pueblo con los trici taxis, permisos de obra, clandestinos, uso de la policía y muchas otras de esas canonjías de las que goza y usa el Estado como los bates del béisbol.

En Uber se relamen los bigotes, Mérida los quiere convertir en héroes, los del volante colaboran que da gusto.