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A bailar chachachá con el mandarín

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A bailar chachachá con el mandarín

El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso.
(Lao-tsé)

12d4a210_chinoHace unos cuantos años, China abrió las llaves y millones de personas salieron al mundo a efectuar la nueva conquista; son trabajadores, perseverantes y traen dinero.
El mundo se ha dividido entre aquellos que los odian y los que aprendieron a competir. Nadie refuta el derecho a la conquista. Eso sí, hay reclamo a las formas y las conductas. No todo se vale.
Un solo hecho bastó para que los chinos entraran en razón y tuvo que ser por cuestiones económicas. Todo inició con la clausura de un restaurante de comida China en Tijuana, «Lo Yen City»cocinaba carne de perro y lo ofrecía como lonche cantonés, además de no contar con los permisos correspondientes para operar, ni filiación a cámara alguna. Todo comenzó cuando los vecinos del lugar escucharon los aullidos lastimeros del perro al ser enviado a la olla de los caldos. El dueño del lugar se defiende, asegurando que, en efecto, él cocinaba perros, pero que eran para consumo personal.
No estamos en contra de que los chinos -dada su afligida historia- envuelvan en hojas de plátano a perros, gatos y otras mascotas, mismas que en Occidente se han convertido en hijos de familia, creo que lo que aquí debemos reseñar es aquello que empieza a causar recelo entre buena parte de la población: la ética comercial, aquello de que todo se vale con la llegada masiva de chinos a toda América latina, miles y miles de asiáticos han comenzado a ocupar locales y avivado a barrios completos con una comida barata y edulcorada que colecciona paladares poco exigentes y económicamente gastados; los restaurantes chinos son uno de estos ejemplos de conquista que asumen los chinos, nada menos aquí en Mérida. Una amplia comunidad se acercó a la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac) para comenzar pláticas rumbo a una afiliación y así los restaurantes chinos sean parte de una cámara y también sean objeto de revisión sanitaria y otras medidas mínimas de higiene a la que está por demás decir deben someterse yucatecos, chinos, croatas y menonitas. El presidente de esa comunidad Antonio Yi Bai, es el más preocupado por cambiar esa imagen y hace pronósticos de mejoría en corto plazo con varios proyectos como «Ciudad China». Actualmente hay en Yucatán una colonia de más de 900 chinos, la mayor parte empresarios y comerciantes.
Y es que los chinos se han convertido en toda una promesa de crecimiento, amenaza o leyenda; muchos los consideran depredadores, vende chatarra, esclavos del trabajo, uso de prácticas poco ortodoxas -incluir en su dieta a los perros o gatos, pepino de mar, entre otras especies-, pero de una cosa sí estamos seguros: han llegado para quedarse y comerse el mercado y van por todas. Aquí en Mérida han entendido el mensaje, trabajar acorde a reglas y normas y saldrán bien librados. Todo es territorio chino: comida, enseres, ropa, zapatos etcétera, a precios de «me lo llevo», aunque no dure nada.

Caso Nicaragua:
Allí se abre una polémica, el canal de Nicaragua que un empresario chino de nombre Wang Jing, asociado con Laureano Ortega, el hijo del presidente Daniel Ortega planean hacer a cinco años. El plan chino consiste en abrir una enorme cicatriz que unirá los océanos Pacífico y Atlántico, a través de una ruta de 278 kilómetros, de los cuales 105 atravesarán el lago Cocibolca ( la mayor reserva de agua dulce de Centroamérica), este canal tendrá 12 exclusas y sería la mayor zona de cruce con los barcos post-Panamax, con capacidad para unos 18 mil contenedores.
Nicaragua quedaría partida en dos y sólo se comunicarán vía puentes, esta obra tendría un valor de 50 mil millones de dólares. El problema en Nicaragua es que nadie conoce al chino Wang y el gobierno de Daniel Ortega ya no genera confianza en Nicaragua por su ansias de eternidad.
El anterior ejemplo ilustra esta nueva llegada de los chinos al continente. No sabemos qué tan serio es este canal, pero lo de que sí estamos seguros es del recelo que causan los chinos en esta zona, la tierra es otra de sus debilidades, así que en África ya comprobaron grandes extensiones de tierra fértil y allí se fueron a vivir miles de chinos, esa es otra de las aristas de la nueva llegada de China a América; no les agrada la idea de contratar mano de obra local, nadie quiere de salario un tazón de arroz y un perrito envuelto en hojas de plátano. Este escrito refleja sólo el sentir que un servidor escuchó y no busca ser una expresión colectiva y menos un manifiesto de xenofobia. Todos en algún momento hemos tenido que emigrar, buscar el cobijo de otros pueblos, instalar nuestra nostalgia en otro refugio, pero lo hacemos valorando la cobija, la generosidad local y nos volvemos parte de su cultura, preservando la nuestra. Nadie impone nada, todos nos respetamos.

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