Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

“Baise-moi”, un manifiesto feminista anarco-punk, por Alex Pulido

Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

“Baise-moi”, un manifiesto feminista anarco-punk, por Alex Pulido

alucine200041

Poco a poco presencié que la sala se vaciaba. Una pareja por allá, otra más acá, la de a lado de plano no aguantó los primeros 15 minutos cuando salió. Eran escenas fuertes, que estremecen por su crudeza y realismo. Era la primera vez que se presentaba en exhibición comercial una película ultraviolenta y casi pornográfica como “Baise-moi”.

A decir verdad, hasta me sentí incómodo con tanta violencia gratuita, o justificada, como quieran verlo. Salí un tanto asqueado del cine, con la sensación de que no era una cinta apta para cualquiera. La mayoría de los cuates lo comentamos, era una mala película.

¡Oh, sorpresa!, lo cierto es que nos molestaba el tono tan elevado en el que se rodó ese manifiesto feminista extremo. Nos pegó duro en el inconsciente el machismo desproporcionado que llevó a las protagonistas Nadine (Karen Bach) y Manu (Rafaela Anderson) a realizar cualquier clase de atropellos contra el género masculino.

Esa revelación, para mi desgracia, no llegó de inmediato. Fue hasta que la mayoría de mis amigas vio el filme y lo calificaron de acertado. Incluso negaron que los actos sexuales explícitos y las matanzas fueran “tan fuertes”.

En serio, casi todas mis amigas entre veinte y treintañeras, coincidieron en afirmar que se trataba de una película buena, que ponía al descubierto los mecanismos de opresión que los hombres utilizan.

En todo caso, dijeron, es la versión real de lo que debieron haber hecho “Thelma & Lois”, no esas mamarrachadas de andar de asaltantes sin que se les corra el maquillaje o se rompan una uña.

Ya pasaron nueve años desde el estreno comercial, y cuatro desde la terrible noticia de que Karen Bach cometió suicidio en un cuchitril de su amada Francia. Decidí que era buen momento para volver a pasar por el trauma de mirar tras el espejo las atrocidades denunciadas en esa obra de culto.

En tan sólo 77 minutos que dura la cinta, el espectador hace un viaje anarco-punk con una prostituta y una chica recién ultrajada que, por azares del destino, se convierten súbitamente en asesinas.

Antes de sus respectivos asesinatos, que ocurren a los 10 minutos de iniciada la proyección, algunas escenas bastan para demostrar cuán marranos, obtusos y faltos de sentido pueden ser los hombres. Después de ver los maltratos a los que someten a las protagonistas, hasta pena me daba ser varón.

Una vez que Nadine y Manu sintieron el poder que subyace en todos para segar una vida, su encuentro en una estación de camiones será el preámbulo a la unión mortal que las llevará a un festín de sangre y placer, porque sí, ambas clavan balas y pinchos por el simple gusto de vengar (¿?) todos los agravios que la mujer ha soportado a lo largo de los siglos.

En su momento, las directoras del filme, Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi, sostuvieron que “Baise-moi” era un manifiesto feminista, en el que incluyeron brutales violaciones que nunca antes se vieron en una película pensada para circulación comercial.

La realidad es que, más allá de narrar las tropelías de dos mujeres que se asumen como vengadoras de su género, la cinta expone una situación de profundo desarraigo humano en las protagonistas, quienes están asqueadas hasta la campanilla de la circunstancia que les tocó vivir.

La suciedad que les asquea, no sólo proviene del machismo imperante, sino que parte de un odio humano omnipresente, que las destruye y acaba con todo los que las rodea, para luego tender un altar al sexo y la violencia extrema.

Aunque en principio lleva un ritmo lento, que dilata el planteamiento principal, construye su discurso con elementos que lo mismo aciertan que fallan, pero aportan al desarrollo de la trama, que en cada fotograma se radicaliza más y más.

El acento a las escenas de sexo, que rayan en lo pornográfico, está dado por una banda sonora configurada con hard rock y una cámara que se mueve al pulso del fotógrafo para mostrar la violencia sin restricciones.

Cuando terminé de ver por segunda vez “Baise-moi”, y confieso que necesité de valor para ello, aprecie una “road movie” empapada de odio, con escenas desagradables pero llena de sentido, explícita pero contundente en su mensaje: hace falta un cambio en las relaciones entre géneros.

El 29 de enero de 2005, con apenas 31 años de vida, la protagonista de la cinta, Karen Bach, quien contaba con una filmografía de 30 películas XXX, se arrancó la vida con una sobredosis de barbitúricos.

Sobre la realizadora de “Baise-moi”, Virginie Despentes, antes de morir Bach comentó que “tenía una dulzura, una feminidad increíble y al mismo tiempo se la sentía dispuesta a coger un hacha y destrozar una pared”.

 


Facebook
Twitter
LinkedIn