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Incendios frecuentes

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Incendios frecuentes

La imagen de la Amazonía en llamas se convertió en el centro de las atención mundial después de que una serie de incendios pusieran al descubierto la creciente deforestación en el mayor bosque tropical del mundo.

La creciente presión internacional ha puesto en jaque las políticas ambientales del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien insiste en defender la soberanía de su país sobre la selva amazónica y acusar a las potencias europeas de exagerar.

Los incendios son frecuentes en esta época del año debido al clima seco característico en la región amazónica, especialmente en septiembre. Según expertos y residentes de esta vasta región, en 2019 los incendios se registraron antes de lo esperado.

“Lo que sorprende este año es que todavía estamos en el inicio de la época de incendios, ya que todavía falta un mes para el inicio de los meses más secos y de las ‘queimadas’ (incendios puntuales provocados por la acción del hombre)”, explicó a Ane Alencar, directora de ciencia del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM).

Aunque es pronto para hablar de récords, pero las cifras de incendios forestales son las más elevadas en casi una década.

Brasil ha registrado 80,626 focos de incendio entre el 1 de enero hasta el 25 de agosto de 2019, la mayoría de ellos en la Amazonía, según los datos del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe).

Se trata del mayor número de focos de incendio para el periodo desde 2010 (121,578) y la cifra es un 78% superior a la registrada entre enero y agosto de 2018.

La NASA destacó que los incendios identificados en el mes de agosto en la amazonía han sido más extensos, intensos y persistentes en los márgenes de las carreteras de la región central.

“Aunque la sequía ha desempeñado un papel importante en el aumento de los incendios en años anteriores, el momento y la localización de las detecciones de incendios en el inicio de la estación de sequía de 2019 están más relacionados con la deforestación que con la sequía regional”, señaló el jefe del Laboratorio de Ciencia Bioesférica de la NASA.

Las alertas se encendieron el pasado 19 de agosto, cuando el día se hizo noche en Sao Paulo. La llegada de una nube negra a la ciudad más poblada de Brasil poco antes de las tres de la tarde centró la atención mediática en los incendios, los cuales llevaban dos semanas en activo.

Por otro lado, el Ipam descartó algún vínculo entre la deforestación y los incendios en la Amazonía. “No existe un área deforestada en la que no haya fuego”, señalaron.

Para preparar la tierra para el cultivo los productores deben deshacerse de toda la vegetación, por lo que dejan arder la zona a una temperatura muy alta por unas 12 horas. Las llamas a veces se escapan del área de cultivo y se extienden al bosque.

Esa acción generada por la acción del hombre produce los nutrientes necesarios para el plantío, sin embargo, al mismo tiempo libera altos niveles de gases tóxicos en la atmósfera.

Por esta situación, el presidente Jair Bolsonaro ha sido acusado por diversas organizaciones de reducir la fiscalización en las áreas protegidas y de alentar la deforestación con su “retórica antiambiental”.

El presidente brasileño llegó a cuestionar públicamente los datos de deforestación del Inpe y despidió al antiguo director del órgano.

Según el Inpe, la tasa de deforestación en la selva brasileña creció un 278 % el pasado mes de julio.

“Si hubiera habido alguna política de combate, fiscalización y multas cuando se alertó sobre el pico de deforestación no tendríamos actualmente el número de quemadas que estamos viendo este mes de agosto”, afirmó la directora del IPAM.

Por otro lado, las imágenes de la Amazonía en llamas dieron la vuelta al mundo y generaron una ola de críticas a la política medioambiental del Gobierno de Bolsonaro, quien llegó insinuar que las ONG podrían estar detrás de las acciones.

La respuesta más enérgica llegó de Francia y su presidente, Emmanuel Macron, quien amenazó con vetar el acuerdo comercial negociado durante 20 años por el Mercosur y la Unión Europea (UE), anunciado hace apenas dos meses, al considerar que Bolsonaro “mintió” en sus compromisos medioambientales.

Para atajar la crisis, el gobierno brasileño autorizó el empleo de tropas de las Fuerzas Armadas en ocho de los nueve estados amazónicos para auxiliar en el combate a los incendios.

El Ejecutivo también liberó un aporte de 38,5 millones de reales (unos 9.6 millones de dólares) al Ministerio de Defensa para la realización de las operaciones, así como el envío de miembros de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública para que actúen en los estados más afectados por el fuego.

Llamado a Paraguay

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en inglés) pidió al gobierno de Paraguay actuar ante los incendios forestales.

Regiones afectadas

La organización señaló que regiones como el Bosque Seco Chiquitano, el Cerrado, Chaco y el Pantanal, este último el humedal más grande del mundo, resulten afectadas por los incendios registrados en la Amazonía.

 

Fuente: DDY

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