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Homún, nadie escucha

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Homún, nadie escucha

No hay planeación, lo que hay es ocurrencia, seguramente corrupción. La construcción de una mega granja porcícola en Homún, municipio con vocación ecoturística y en auge económico por la llegada de cada vez más visitantes para visitar sus centenares de cenotes, sólo puede explicarse por la total falta de planeación de quienes toman decisiones, nos dice un representante de una organización internacional presente durante el voto del pasado fin de semana durante el referéndum organizado para expresarse a favor o en contra de dicho proyecto mega industrial.

Nosotros pensamos más en la corrupción. En que el municipio, rico en agua limpia por ubicarse en un parque dotado de lagunas de belleza sin par y un área natural protegida por sus recursos acuíferos estratégicos, es un lugar idóneo para la producción de carne de forma masiva para la exportación por requerir grandes cantidades de agua para todo el proceso industrial. Precisamente.pigchido444-7ne0s34kff

Hablamos de un inmenso complejo procesador que en una fase inicial produciría 45 mil cerdos en 117 hectáreas para el barril sin fondo del estómago chino, pero que seguramente crecerá en los próximos años para convertir Homún, en una nueva Piedad (como la de Jalisco) pero con tecnología de punta, que no excluye, obviamente, la contaminación.

Mano de obra barata, agua en abundancia a flor de piel. Autoridades corruptas y obviamente sordas, ciegas, a las exigencias del pueblo. Cercanía con Mérida (50 km) y Progreso para sacar el producto y enviarlo a China, a Corea. Los ingredientes están para que Homún, cuya población en edad de laborar se dedica en casi un 50 por ciento a servir a los turistas de todo el mundo que llegan buscando su paz y sus cenotes, cambie vocación por los poderosos intereses de un grupo empresarial que no ha sido revelado, y que no ha dado la cara, escondiéndose tras la maraña burocrática y de declaraciones a modo del secretario Eduardo Batllori Sanpedro.

La empresa Kekén, como señalamos en días pasados, se deslindó diciendo que la granja no es de ellos –los habitantes señalan a un poderoso consorcio de comunicaciones- aun cuando en el futuro esperan poder trabajar con la nueva mega granja, según dijeron en un comunicado enviado a nuestra redacción.

Esto a pesar del rechazo de una parte importante y fundamental de la población que ve amenazada su modus vivendi vinculado al turismo. Población que se expresó ordenada y pacíficamente a través de un referéndum hace 8 días, como señalamos al inicio de la presente columna, que bien podría servir de ejemplo democrático a nuestras autoridades electorales, partidistas y gubernamentales.

Increíblemente, el titular de la Seduma dice que no hay problema con la operación de la mega granja, a pesar de que Homún se encuentran en una de las 4 zonas de recarga de los acuíferos del estado. De ubicarse en la Reserva estatal geohidrológica del anillo de cenotes y en el Parque Estatal Lagunas de Yalahau.

La enorme cantidad de animales -y de consumo de agua y de generación de residuos, además de la circulación de camiones- es definida como una amenaza real por los habitantes, que señalan «a las aguas residuales, aguas negras, de semejante cantidad de cerdos, como motivo de alarma para su pueblo y pueblos aledaños. Temen, con razón, que la construcción y funcionamiento de esta granja podría contaminar el suministro de agua en el Anillo de Cenotes y las lagunas de Yalahau, poniendo en riesgo además, el acceso al agua para toda la zona metropolitana de la capital del Estado. Y afectar la flora, fauna y el bienestar económico del pueblo de Homún.

Son suficientes razones y argumentos concretos, basados en datos científicos, no en declaraciones de un funcionario con demasiados años al frente del medio ambiente del estado y que está más bien allí para justificar el modelo industrial de exportación y de los grandes capitales que ven en Yucatán una tierra rica en recursos naturales, tierra y agua, a muy bajo precio.

Que no haya confusiones. No nos oponemos a la generación de empleos. Precisamente por ello, no hay que poner en riesgo los empleos ya generados por las actividades turísticas en Homún. Que la granja opere en otra zona más adecuada a dichas actividades. El problema como siempre, son los intereses de corto plazo, del capital y sus alianzas políticas, el proceso electoral en curso y la propaganda sobre el “exitoso modelo industrial” que ha colocado a Yucatán en los primeros lugares de crecimiento en el país, crecimiento que no toma en cuenta las llamadas “externalidades” negativas, como la contaminación de los mantos freáticos, la deforestación –que se mantiene entre las más tasas nacionales-, la pérdida de biodiversidad.

Yucatán está creciendo a costa de su futuro cercano. Echando mano de los recursos naturales aún presentes en la Península. La misma actividad turística no resulta inocua. Pero escuchar a la población, directamente afectada en su territorio, en el lugar donde vive y se gana la vida, es una obligación indiscutible de las autoridades. Lo que no han hecho, negándose, a acudir a responder a las preguntas, a las demandas de la población de forma reiterada. Como si el desarrollo, el destino de un pueblo, los beneficios del crecimiento económico fueran una cuestión a decidirse de forma cupular, en secreto, en lo oscuro, en lo alto de la pirámide. Es allí donde se evidencia cojo el modelo económico del gobierno estatal. Sordo, precisamente.

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