Si ayer te tomé de la mano y caminé contigo, fue por amor a las reformas. Pero hoy, ubícate, ya cambió.
Por José Luis Preciado
Fue un amor de verano y el verano ya acabó. Atrás quedaron los acuerdos y el verano político que vivieron los panistas y priístas, hoy llegó el tiempo de echar mano a los fierros para volver a pelear, cada uno con su agenda, cada loco con su tema.
En el plano local, el reclamo de los panistas es el borrón de las cuentas públicas del 2011 que pasaron limpiecitas por el Congreso y con la aprobación del PRI, aporreando la mano sobre la mesa y haciendo valer su mayoría. Al PAN le suena muy raro que no se diera ni una observación al ejercicio de recursos del gobierno de Ivonne Ortega como gobernadora del Estado y de Angélica Araujo como alcaldesa de Mérida, Sofía Castro coordinadora de los azules dice quedar perpleja con el trabajo efectuado por la Auditoría Superior del Estado “¿No encontró nada, ni siquiera desvíos o mal uso del recurso público?”, ni siquiera en el caso muy sonado del exsecretario de Fomento Agropecuario, Alejandro Menéndez, cuya labor fue un autentico desastre…
También critican el hoyo negro del ISSTEY, cuyas cuentas no cuadran, a pesar de los buenos oficios de su director Ulises Carrillo, quien ha prometido darle rumbo y una nueva vida al instituto que afilia a casi cuarenta mil trabajadores al servicio del gobierno estatal. Detrás de todo el reclamo panista, se esconde el futuro político del PAN que quiere rectificar el camino y conseguirse una agenda propia, buscar el respeto de los votantes que anda preocupados por los escándalos de su partido, el PAN ha perdido el rumbo, la filosofía, los legados de sus fundadores, al menos eso dicen los viejos panistas como Xavier Abreu, que ha vuelto a catequizar entre los mortales, aunque a decir verdad el pobre Xá del Flan, perdió un poco de tino político y en su primera aparición se resbaló y explicó que volvía porque no tenía fondos para llenar el refrigerador, en fin, dijo que quiere volver a los orígenes de un PAN que ya se parece a aquello que más odia: el PRI.
En el PRI cabalgan sin despeinarse, aprueban cuentas públicas, deshojan la margarita, aún no saben si van con Sahuí o con Caballero a la alcaldía, aunque no descarten que sea Nerio Torres el caballo que alcance y… ¿Gane?