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Gus Rodríguez, una vida en bits y pixeles

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Gus Rodríguez, una vida en bits y pixeles

Por Marcos Eduardo Cámara-Meléndez*

En los últimos días, la frase “siempre hay una recompensa más allá del game over” ha resonado con fuerza. Especialmente, en medios digitales, donde muchos usuarios mayores de 30 años han externado su duelo ante la partida de un personaje que dejó una huella imborrable en la memoria de todos ellos, así como en la cultura popular mexicana.

Gustavo “Gus” Rodríguez fue, junto a su amigo y socio José “Pepe” Sierra, un pionero de la cultura gamer en México. Empezaron su sociedad desde la universidad, el Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación (hoy, Centro Universitario en Ciencias de la Comunicación, CUC), donde, al salir, deciden fundar una agencia llamada Network Publicidad, en la Ciudad de México. Trabajaron para varias marcas, empresas e instituciones, entre ellas, los Pronósticos para la Asistencia Pública, donde le dieron nombre e identidad al sorteo Melate.

Su llegada al mundo de los videojuegos se dio de forma circunstancial. Gus comentaba que era fan desde el Pong (Atari, 1972), hasta tener una consola Intellivision (Mattel, 1979). Posteriormente, su amor y fidelidad por Nintendo llegaron cuando Pepe le avisó de una oferta de consolas NES en una tienda del D.F. Gus se dirigió y compró la suya, la cual incluía los cartuchos clásicos de Super Mario Bros. / Duck Hunt y el que le hizo volverse fanático: The Legend of Zelda.

A mediados de los ochenta, comenzaba a despuntar la fiebre de los videojuegos en México, apoyados incluso en programas como En Familia con Chabelo, quien regalaba a los concursantes las consolas NES por ganar distintas pruebas de habilidad. Para 1989, se abriría en la Ciudad de México la primera tienda oficial de Nintendo, a cargo de Jorge Nogami, quien contrató a Network Publicidad para llevar la cuenta. Gus y Pepe decidieron que en vez de irse por los medios tradicionales se fueran únicamente a los impresos con un boletín quincenal, a dos tintas y en tamaño oficio con doblez. Es decir, hicieron un folleto con información, trucos y tips de los distintos juegos que se lanzaban cada determinado tiempo.

El éxito del folleto fue tal que se volvió coleccionable. Para inicios de los años noventa, Nintendo operaba en México bajo el sello Itochu, liderado por Teruhide Kikuchi. Es aquí donde la marca pretende afianzar su presencia en nuestro país y publican el pitch o concurso para diseñar, editar y publicar una revista relativa a todo lo que tuviera que ver con Nintendo. Gus y Pepe, a través de Network, se enfrentarían a Ediciones Continentales. Dada su experiencia y afición, el Sr. Kikuchi se iría con la propuesta de Network, con lo que nace la revista Club Nintendo, en 1991.

En ese momento, inició realmente la cultura gamer  en la república. Ahora, los jugadores tenían la posibilidad de ver trucos, leer lo que venía y conocer de muchos más juegos gracias al impreso mensual, que a su vez se volvió una comunidad. Sin embargo, en los planes de Nintendo había algo más allá: pasar de la revista hacia la televisión, dado el alto consumo del medio en México y la nula oferta para este mercado en los medios tradicionales.

Es así como en 1995, luego de negociaciones, rechazos por parte de Televisa y otras cadenas, recalan en la recién nacida TV Azteca, cuyos directivos estaban dispuestos a ofrecer ideas nuevas a su público. Así nacía Nintendomanía.

Junto a su primogénito, Gustavo Javier, Gus llevaría la conducción del programa. Curiosamente, a Javier nunca le llamó por su nombre, pues se refería a él como “Chavo”, además que este estaba acreditado como Javier R. Ávila, para eliminar sospechas. El programa duró varios años y vio pasar miles de juegos, distintas consolas y varios conductores, entre ellos, Mark Tacher, Maggie Hegyi, Daniel Avilés “Densho” y Alejandra Urdiaín.

A la vez, comenzaría también su colaboración como guionista, junto con Pepe, del programa de Eugenio Derbez, quien a mediados de los noventa dominaba la barra cómica de Televisa. En él, se representaban diversos sketches con personajes como Armando Hoyos, Julio Esteban, Eloy Gamenó y el Súper Portero, el cual era una mofa hacia la publicidad por parte de Rodríguez y Sierra. Dicha labor lo llevaría a escribir para otras series del mismo comediante que serían lanzadas años después.

Luego del fin de Nintendomanía, Gus se dedicaría unos años más a llevar la revista, hasta 2014. Sin embargo, nunca se desligó del tema, pues era invitado a convenciones a hablar sobre juegos, a la vez que daba pláticas y cátedras sobre creatividad en universidades de todo el país.

En los últimos años, internet fue su campo de acción, donde apadrinó proyectos como ZeroControl y BitMe, este último, de la mano de Televisa, donde se le da una mayor difusión a la cultura geek en diversos medios.

No fue hasta octubre de 2019 cuando fue diagnosticado con mesotelioma, un raro tipo de cáncer de pulmón. Aunque, en meses previos, ya se veía mal de salud. En un episodio de Tirando Bola, del comediante Franco Escamilla, Gus luce desmejorado e incluso agitado para hablar, aunque de buen humor. Sin embargo, meses después la noticia caería como balde de agua fría no solo para su familia, sino para toda la comunidad creativa y gamer de México.

El 11 de abril de este año, nos decía adiós el pionero del chavorruco, siendo una de las noticias más tristes que se vivieron durante el periodo de pandemia en México. Miles de muestras de cariño inundaron las redes, tanto de medios especializados como de distintos jugadores y personalidades, tales como el propio Derbez, Escamilla y Chumel Torres.

Tal fue la influencia de Gus en la cultura gamer que hoy en día, con la Liga MX detenida por la pandemia, se decidió llevarla hacia el plano virtual, con jugadores de los equipos enfrentándose desde sus casas en sus distintas consolas. El gaming es una realidad en México, de donde incluso han salido campeones mundiales en el juego Super Smash Bros., como MKLeo.

El lunes 13, Javier, “el Chavo”, publicaría en su cuenta de Instagram un video en donde Gus mencionaba su última misión para todos sus fans:


“Les voy a pedir, y a suplicar que le hagan un favor, que le hagan una buena acción a quién sea, al primer niño que pase, a quien necesite ayuda en un hospital. Pero al recordarme, que hagan una buena acción sin llegar a caer en una cadena de favores, pero, en promesa con el crisantemo, que le hagan un favor a alguien que lo necesite”.

Además de esto, a su familia le dejó indicaciones para su eterno descanso, con un pensamiento:

“Seré una luciérnaga.

Y en uno de mis valles quiero que estén mis cenizas, en el Santuario de las Luciérnagas, una reserva natural ubicada en el municipio de Nanacamilpa, en el estado mexicano de Tlaxcala.

Solo me verá del 27 de mayo a fines de junio quien quiera ir a verme… o cualquier noche en su imaginación.

Iluminaré así el camino de quien me ama. Brillaré cuando yo quiera y vea que me necesiten, no cuando me exijan y desesperados recurran a mí. Mi luz no estará visible todo el tiempo, pero cuando se deje ver, será uno de esos recuerdos imborrables que te recordarán que me viste, que te vi y que estás en mis pensamientos por la eternidad.

Seré una luciérnaga”.

Con su partida, Gus deja un vacío enorme en la cultura pop mexicana, esa que se alimentó de sus frases e ideas, pero también, deja una gran enseñanza para millones de hombres y mujeres que eran sus fans en México y Latinoamérica, quienes en su niñez lo seguían en la televisión y la revista. Y todos ellos han jurado que van a jugar más para honrar a su héroe, ese hombre de gran sonrisa, pelo rizado y gorra con motivos de videojuegos.

Descansa en paz, Gus. Volveremos a estar en contact.

 (*) Publicista, gamer, aficionado de la cultura pop.
Twitter, Instagram, Facebook: @mackmelendez

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