La buena suerte y las cábalas

Abrimos los ojos un 13 de diciembre y los gatos negros, piso número 13, los martes 13, viernes 13 y todos esos clichés los pasamos debajo de una escalera y desaparecieron, se esfumaron o más bien jugaron a favor del proyecto; hacer una estación de radio como lo imaginan aquellos a los que les gusta la radio: poblarla de contenido.

¿Le suena conocida aquella maldición del destino que decía: tener una estación de radio es cosa de millonarios y de gente políticamente colocada? -Eso me dijeron siempre- hasta que llegó Internet. De hecho eso mismo me dijeron cuando pedí mi primera oportunidad para ser locutor, ¡estás loco!, ¿sabes que para ser locutor debes hablar cuatro idiomas, tener una cultura general avanzada y un a voz más engolada que el gel moco de gorila que usan los muchachos para hacer picos con su pelo?… tengo que reconocer que muchas veces los fantasmas del fracaso comienzan a adueñarse de nosotros, hacemos caso a esas palabras, peor aún, cuando concedemos permisos y ventajas a otras personas sobre nosotros mismos. Nos hicimos locutores con ayuda de gente ajena y generosa (Alberto Escalante, Arturo Iglesias, Francisco Chí…).

Junto con muchas mentes inquietas y positivas, hicimos una estación de radio ¡sí señor! una estación de radio, símbolo de libertades y de arrojos, una estación de buen tono, que suene a nosotros, que suene a Yucatán para el mundo y allí fuimos presurosos a empeñar la palabra bien dicha, los dichosos locutores.

Recuerdo aquellos miedos: ¡oye, pero si yo no sé hablar en radio!, en mi vida he hecho un programa, ¿de qué voy a hablar?…confieso que no tenía respuestas definitivas, si no meras corazonadas, y les dije: si nunca lo has hecho, pero te agrada la idea, tírate al agua, busca la otra orilla y si no te gustó al menos ya te bañaste. Yo mismo me tiré al agua y nadamos todos juntos en una auténtica burbuja de placer, el mayor premio fue escuchar: ¡qué lindo es hacer radio!, ahora entiendo el placer de hablar con la gente, “hablar con la gente del mundo”, ¡qué maravilla!…

Se cumple un año y nadie se ha bajado del barco, vientos alisios nos han tumbado la transmisión, electricidad titubeante nos baja el voltaje y otros ruidos que la misma tripulación acalla con ese grito de guerra: ¡señoras y señores, estamos haciendo radio!, transmitimos desde una auténtica cabina de radio anclada a la nostalgia y colocada en las nuevas tecnologías.

Hacemos radio de verdad, nuestra voz comienza a levantar polémica, a ser escuchada, dispuesta a servir, ya se nos ubica y reconoce, ya se habla de nosotros y se nos empieza mirar con respeto, cada programa es una tribuna activa de ideas, gente vital de una imagen que queremos enviar al mundo desde Yucatán.

Somos Radio Yucatán FM.com, la estación central.

P.D.

Radio Yucatán FM.com agradece a los que me prestaron su voz, sus manos, sus rostros y confiaron en la ruta trazada, incluso si la ruta era un desfiladero, fueron esas manos entrelazadas las que condujeron al camino preciado.

Por José Luis Preciado