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Amor platónico

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Amor platónico

Por Raúl A. Carcaño Loeza

La noción moderna del amor platónico, término usado por primera vez en el siglo XV por el  filósofo florentino Marsilio  Ficino,  hace referencia a aquel amor idealizado, no correspondido, que nos hace mirar al ser amado como alguien perfecto.  Es un sentimiento que, aunque lo sabemos quimérico, vive y crece en nuestros pensamientos y, por lo mismo, se funda sólo en el puro ensueño. Es un amor sin matices, íntimo, en el que con mucha frecuencia el aspecto sexual no aparece porque la parte espiritual es más fuerte.

Sólo quien lo ha experimentado en carne propia sabe que es una manera muy especial de sentir y de soñar que no se parece a ninguna y cuyo aspecto positivo más importante se manifiesta quizá, cuando la persona motivo del amor platónico, se convierte en una suerte de detonante, en una fuerza que impulsa al enamorado(a) a realizar y lograr cosas importantes y trascendentes que tal vez no hubiera realizado o logrado sin el empuje de ese sentimiento. Para muestra, dos ejemplos del mundo literario:

Teresa Mancha, el eterno amor platónico del romántico español José de Espronceda, quien le dedicó su célebre “Canto a Teresa”, contenido en el poema “El diablo mundo”.

Julia Espín, hermosa y altiva soprano de ojos azules, el amor platónico de Gustavo Adolfo Bécquer y la mujer que lo inspiró a escribir sus famosas “Rimas”.

Y esta lista podría extenderse hasta llenar infinidad de páginas.

Si bien, haciendo un análisis rápido de nuestro entorno encontramos que las proyecciones actuales para este tipo de amor no son las mejores, entre otras cosas, porque estamos ante una sociedad basada en la fórmula “fast and light” que es inadecuada para este tipo de sentimiento; otra razón sería que las de hoy  son generaciones que pasan muchas horas al día inmersas en mundos virtuales, frívolos, en los que el “play station”, el celular y sus “apps”, el internet y otros avances técnicos, además de ocuparles la mente, anulan la imaginación y la fantasía, que son los componentes básicos de este amor.

Sin embargo, y pese a los inconvenientes propios de esta sociedad materialista y tecnificada, el amor platónico no desaparecerá, principalmente porque siempre existirán personas capaces de inspirarlo y cuando surge no hay tecnología, ni frivolidad, ni sensualismo alguno que pueda superarlo; seguirá existiendo porque, a fin de cuentas, es el único que nos hace sentir que hemos encontrado la parte del espíritu que nos hacía falta en esa persona que representa para nosotros todo lo bueno, todo lo verdadero, todo lo perfecto… aunque no la podamos tener.

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