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Al rescate del espacio público

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Al rescate del espacio público

1492980630sust3 En una ciudad donde hay más inversiones privadas, necesitamos hacer un alto para visualizar los impactos de continuar empobreciendo el espacio público urbano y, como consecuencia, ir en detrimento de la participación ciudadana. La calle y el parque son los elementos urbanísticos que le dan sentido a nuestras vidas y nos marcan como parte de una ciudad. Por tanto, deben ser los articuladores, las venas y los huesos a través de los cuales se fortalece y fluye la vida urbana. Una ciudad sin vida urbana u orientada a estratificar socialmente las actividades cotidianas según su capacidad económica, es una ciudad sin liderazgo político ni ciudadano. Es una ciudad en donde a nadie le interesa “hacer el bien el común”, ni tampoco le interesa pedir a quien lo tenga que hacer que lo haga. ¿Cuál es el costo social de una ciudad sin gobernanza asertiva y sin espacio público urbano efectivo?

Hablar de ciudad implica forzosamente hablar de política. Política en su estricta definición es “hacer el bien común”. Y esta responsabilidad queda depositada en nuestras autoridades, quienes fueron electas por el voto popular y por una democracia que nos ha costado mucho esfuerzo cívico y ni qué decir de recursos económicos. Por tanto, trabajar para y por la ciudad puede ser el trabajo político más rentable siempre y cuando las necesidades y los reclamos ciudadanos sean el centro de toda acción e intención.

Sin embargo, en términos de gobernanza, en este diálogo asertivo que se tiene que dar entre la sociedad y el gobierno, aún falta afinar instrumentos y herramientas de ambos lados. Por parte de la sociedad se requiere fomentar una cultura ciudadana atenta, fuerte y decidida a formar parte de la actuación gubernamental. Y por parte del gobierno, requerimos de los mecanismos de participación de representatividad ciudadana genuina y sobretodo, de vinculación con los diferentes entes gubernamentales, así como los instrumentos regulatorios y de toma de decisión. Tal vez no necesitamos 10 o 20 concejos de participación ciudadana, pero sí necesitamos que los que existan estén vinculados y funcionen efectivamente en ambos sentidos.casa-en-condominio-residencial-en-venta-en-cholul-merida-16735

Estos ejercicios de participación nos llevan a tomar decisiones sobre la dimensión pública de la ciudad. Nada más importante para todos. Nada más sagrado para nuestra sociedad. El espacio público, sean calles, jardines, parques, plazas, monumentos, equipamientos, en fin. Todo ese territorio que está escriturado a título del Ayuntamiento y que representa su patrimonio. Es decir, el patrimonio de todos. Estamos hablando del espacio de la ciudad que nos da identidad, que nos diferencia de otros lugares, pero sobretodo estamos hablando del espacio que le da valor y significado a la propiedad privada. Entonces, el espacio de todos tiene el poder de asignarle valores agregados al espacio de unos cuantos.

Es por ello que el trabajo político en y para la ciudad debería ser armar ese gran tablero en donde cada inversión en el espacio público represente una pieza de ajedrez que disminuye los beneficios de unos, mientras que al mismo tiempo aumenta y potencializa los de otros.david3

El caso de los recursos públicos asignados para repavimentaciones e intervención y embellecimiento de parques en Mérida, es un tema de suma relevancia y de interés social. Porque lo importante de estas actuaciones urbanísticas es comprender y demostrar cómo entre ellas potencializan y multiplican los beneficios en el espacio público. Si se repavimenta la calle, pero se carece de acera, hay algo que no se pensó y que, por lo tanto, no se resolvió integralmente. Si se embellece el parque, pero no hay aceras para llegar a él, tampoco se multiplican los beneficios. Entonces, ¿en qué momento las personas se convierten en el tema toral de la actividad urbanística y, como consecuencia, del hacer política?

 

Por Dra. en Arq. Yolanda Fernández Martínez

 

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