Una inmersión al asombro
Por Carlos del Castillo
“Lo menos que puede pedirse a una escultura es que no se mueva” Salvador Dalí
Al llegar me encontraba rodeado de estatuas humanas, figuras sólidas en diversas posiciones y expresiones… esto podría parecer un relato griego, como Perseo al entrar a la cueva de la Gorgona Medusa, pero no; en la ciudad de Cancún tuvimos la oportunidad de platicar con Elier Amado Gil, escultor cubano quien es parte del equipo artístico del MUSA (Museo Subacuático de Arte), rodeado de sus esculturas en espera de ser sumergidas y entre una vasta vegetación, lo entrevistamos.
Sus manos pintadas de blanco y sus pantalones manchados del mismo color reflejaban la vida misma del escultor “Fue algo natural el amor a la escultura, inicié realizando dibujos como la mayoría y cuando me di cuenta ya estaba tallando, me encontré con Roberto en una exposición de arte y de ahí coincidimos y me invitó a participar en el MUSA. Lo que me atrajo al proyecto fue que el tema principal es el arte y la conservación, el museo nace para desahogar la afluencia de turistas en los arrecifes naturales, las ideas, principios y conceptos que se manejan es que todo está subyugado a la imagen de la conservación”.
El hombre, una escultura de la vida
El hombre, como figura, es parte fundamental en este proyecto, cada artista tiene el porqué de sus obras, y es muy claro el objetivo de fusionar la figura humana con la naturaleza. La representación del hombre debajo del agua, aludir a ella, que forme parte del ecosistema volviendo una simbiosis entre ellos dos. “El hombre conviviendo con la naturaleza versus la naturaleza dejando al hombre convivir. Como artista es una retroalimentación ver la escultura bajo el fondo del mar”.
Al ser sumergida la escultura deja de ser del artista
Siempre amable y con ganas de seguir hablando sobre arte, Elier nos comentó: “Lo interesante que tiene el MUSA es el desprendimiento. Es una pieza que va a tener su camino, ella se va transformando, la naturaleza se encargará de modificar todo eso, de cambiarla a su conveniencia, y tú, como artista y creador, te desprendes de ella, porque ya no será tuya, sino del mar y su fauna, al volver a visitar la obra meses después no se sabe lo que nos podemos encontrar ya que comienza a tener vida, se alimenta, se mueve”.
“Entendimiento”

“Mi primera pieza en el MUSA fue Entendimiento, que dibujé cuando llegué a Cancún. La idea era hacerlo en la tierra, pero tuve la oportunidad de hundirla. Es una obra que narra un poco lo que es Cancún, lugar de mucha gente de diferentes partes del país y del mundo, que de pronto llegamos a un espacio y aunque sin sentido de pertenencia todos tenemos que convivir. La escultura también tiene que ver con la naturaleza, es una mesa central y 6 hombres sentados alrededor de ella. Describe el acto del entendimiento, la serenidad, la piedra que tiene en el centro simboliza una llama, el acto, la quietud del espacio, lo interesante de la convivencia entre naturaleza y hombre”.

Un material a favor de la naturaleza
Las esculturas están hechas de concreto marino que tiene una formación química parecida al coral, por la alcalinidad, dicho material facilita la creación de corales en sus superficies. No es ácido y se complementa con el mar, las esculturas comienzan a absorber toda la vida y los animales comienzan a acercarse a ellas. En el caso de Entendimiento los peces se están alimentando de ella porque tiene mucho calcio. La pieza además de ser un espacio para generar vida, se volvió alimento de la fauna marina”.
El peso de las esculturas varían, siendo la más pesada de 8 toneladas (que aún no han podido hundir). Su estructura principal debe llevar dos elementos claves: un anclaje y sus salidas para el movimiento del agua. El museo cuenta con obras de artistas como: Jason DeCaires Taylor, Karen Salinas Martínez, Roberto Díaz Abraham, Rodrigo Quiñones Reyes, Salvador Quiroz Ennis. El Museo Subacuático de Arte en Isla Mujeres, Quintana Roo, es el claro ejemplo donde el arte y la ciencia pueden coexistir con la naturaleza