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Valle de Guadalupe

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Valle de Guadalupe

La ruta del vino

Por José Luis Preciado

Nueve de cada diez botellas de vino que se produce en México salen del Valle de Guadalupe, por ello la ruta del vino se ha convertido en toda una experiencia que cobra tintes de peregrinación turística. Un fin de semana suele resultar insuficiente para abarcar a todo el valle y sus hermosos rincones, cavas, bodegas, viñedos, degustaciones, restaurantes, hoteles, viajes en globo y un sin fin de atractivos que incluyen el museo de la Vid y el Vino. Paisajes de película y tierras fértiles insertadas entre Ensenada y Tecate. Es sin duda el destino enológico por excelencia.

Se le conoce equivocadamente también como Valle de Calafia, nombre que se ha intentado usar para promover los productos de esta región a nivel nacional e internacional, sin embargo, el nombre correcto es Valle de Guadalupe, establecido gracias a que los franciscanos ubicaran en una de sus mesetas la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe del Norte, misma que indígenas nativos destruyeron hacia 1840.

El Valle de Guadalupe equivale en extensión a dos tercios de Napa Valley y las condiciones climáticas son muy similares a las del suroeste francés.

El Valle de Guadalupe está rodeado de más de 80 bodegas vitivinícolas. Algunas casas vinícolas y viñedos que se encuentran en este lugar son: Vinos y Viñedos Actuales, Vinos Fuentes, Casa Pedro Domecq, Vinos Xecue, Castillo Ferrer, Casa de Piedra, L.A. Cetto, Monte Xanic, Viña de Liceaga, Bodegas y Viñedos Las Nubes, Chateau Camou, Vinisterra, entre otros. Cuenta además con hoteles boutique, restaurantes y tours increíbles que invitan a cualquier viajero a organizar un viaje romántico o entre amigos.

Lo ideal es volar a Tijuana y de allí directo al Valle de Guadalupe donde hay toda una gama de hoteles de la mejor calidad y precios, ya sea en medio de los viñedos como Hotel Boutique Valle de Guadalupe, Adobe Guadalupe, Tesela Hotel, Encuentro Guadalupe, Cabaña Toros Pintos, o en el pueblo tipo western del Valle de Guadalupe.

De Baja a Yucatán

Un recorrido por las casas vitivinícolas y viñedos.

L.A. Cetto: Es una de las más importantes del país y algunos de sus recorridos son gratuitos, que consisten en caminar por sus viñedos enclavados entre montañas y verdes valles en los que escuchas la explicación de los métodos de cuidado, selección y maduración para la obtención de este líquido blanco o rojo. La bodega tiene 65 variedades de uvas que podrás degustar en diferentes etiquetas y tomártelas en su iluminada terraza, la mezcla perfecta para gozar de una vista panorámica de los viñedos custodiados por abundante vegetación.

 

Santo Tomás: Es la más antigua de Norteamérica ubicada en el Valle de San Antonio de las Minas. Tienen un taller-recorrido “Arte y Magia” que además de instructivo es divertido por su innovadora sala sensorial, un espacio en donde las luces láser provocan que sientas lo que vive el vino dentro de tanques y barricas; esto a través de la estimulación de tu olfato, oído y vista, literalmente te conviertes en el líquido. Para finalizar, te llevan a su cava cuya luz tenue refleja una fiel armonía entre las más de 3 mil 800 botellas que reposan en cada uno de sus rincones; sitio idóneo para que degustes cinco diferentes tipos de vinos maridados con aceite de oliva extra virgen y chocolate.

 

Monte Xanic: Productora de un excelente vino premium con reconocimiento mundial. Abre al público todos los días con recorridos grupales de 10 a 17 horas, aunque es recomendable reservar. El recorrido inicia en la sala de recepción y barra de degustación donde Monte Xanic da la bienvenida para empezar una experiencia a través del proceso de producción. En la sala de fermentación se observa cómo se recibe la uva en tiempo de cosecha, se macera y se fermenta en tanques de acero inoxidable. En la enoteca cuentan la historia de las diferentes añadas y la colección privada de la vinícola. La experiencia termina con el descorchado de un rico vino.

 

El Cielo: La visita a esta bodega es imperdible porque además de contar con 22 hectáreas de viñedos, tiene un campo con huertos frutales, vegetales orgánicos, aromáticos y florales que les permiten tener uno de los mejores restaurantes del Valle de Guadalupe: Latitud 32, un sitio de cocina fusión Baja-Yucatán y reconocido por sus deliciosos cortes angus certificados, como el filete de res y el rib eye. Además, su terraza superior tiene una vista panorámica donde puedes disfrutar de su irresistible cocina, mientras tomas una copa de vino y admiras los viñedos en todo su esplendor.

Se trata de un viaje inolvidable, no sólo por la experiencia gastronómica, sino por aprender un poco más acerca de la cultura extendida de catar y tomar un buen vino mexicano.

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