Un tributo cromático al más allá

Por Ana Laura Preciado

Suena insólito y desconcertante, pero sí, en Yucatán existe un camposanto cuyos colores y arquitectura ecléctica la destacan de cualquier otro cementerio del estado: un verdadero patrimonio funerario.

Fue uno de esos inesperados pero agradables encuentros durante un viaje en carretera; mientras atravesábamos cada poblado, esperando ser atraídos por alguna antigua estructura, una llamativa construcción o hasta por un simple rótulo que te invite a pasar a un inexplorado sitio, un extraño haz de luz surgió de una alameda.

De inmediato, detuvimos el auto para hallar el origen del destello, solo para encontrar un letrero pintado a mano que decía “Cementerio Municipal de Hoctún” y en medio de éste, una enorme roca con una cruz labrada sobre lo que parecía piedra de cantera.

Por supuesto al principio esta escena no captó mi atención, pero, la misteriosa luz que minutos antes había aparecido, seguía en mi mente. Solo necesitamos alzar la mirada, enfocar la vista y divisar nítidamente unas hileras con árboles acolchados.

Discreta, entre lo verde, se esconde la entrada del cementerio con un modesto arco de cemento color durazno. Al pasar la fachada del panteón, un arcoíris sobre concreto te atrapa para ingresar a este enigmático espacio acentuado por finitos puntos multicolores; un mundo terrenal para los no vivos.

Lápida por lápida, cada uno de estos memoriales poseen un color, tipografía e inscripciones significativas. Algunas están bañadas en varios pigmentos y tienen figuras, formas y patrones distintos entre sí; otras más, lucían un aspecto más sobrio pero elegante y exquisito, tornando a cada monumento un recuerdo palpable, único y repleto de cariño.

Y es que de una forma especial, los habitantes de Hoctún honran la memoria de sus seres queridos representada en sus rutilantes tumbas, osarios y criptas, además de excepcionales mausoleos que presentan finos detalles que rondan entre el mármol, piedra y concreto. Sus estructuras armónicas y variadas manifiestan distintos símbolos arquitectónicos como la tradicional casita maya, la Torre Latinoamericana de la CDMX y la infaltable pirámide de Chichen Itzá.

Era mediodía y el cementerio cimbraba silencioso por las múltiples historias escondidas detrás de cada piedra o sepulcro, así que el recorrido fue rápido, respetuoso, pero asombroso, al encontrar este pequeño tesoro alejado de la curiosidad humana.

Hoctún es un pequeño poblado a poco más de cuarenta minutos de Mérida y si alguna vez estás de paso por la comunidad, date una vuelta por su cementerio… una experiencia fascinante para cualquier espectador que ose pasar por allí.