Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Músicos michoacanos amenizan mercados

Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Músicos michoacanos amenizan mercados

Estafeta de una tradición musical familiar, José Méndez da continuidad en Mérida a lo que aprendió de su padre y de su abuelo que en Michoacán le enseñaron el arte con el que él y su hermano menor se ganan la vida en las calles y mercados de la «Ciudad Blanca».

mercaddddDe 24 años y con toda una vida por delante, este joven originario de Morelia con una trompeta sencilla en mano, y dos tambores, uno que él usa y otro que le tiene dado a su hermano Axel, va compartiendo su repertorio por todo Mérida, donde ya es parte de la escena urbana, principalmente en sus mercados.

Con un popurrí, amalgama de lo tradicional, moderno y de diferentes ritmos que magistralmente interpreta con la fuerza de su aliento y el ritmo de sus manos y de su hermano, José entra decidido al Mercado de Santana, a unos pasos del Paseo de Montejo, tocando la tradicional «Marcha de Zacatecas».

Le siguen las principales canciones navideñas de la época como «Jingle Bells» y las muy mexicanas de su paisano Juan Gabriel, entre ellas «Amor Eterno».

Recorriendo las mesas de plástico, entre meridanos y turistas que consumen caldos de pavo, panuchos, salbutes, tortas y tacos de cochinita, el joven acepta decirle a Notimex que el que ejerce es un oficio que le gusta mucho y que realiza informal, pero gustosa y dignamente.

Reacio poco antes a hablar, Méndez dice que no confía mucho en la gente y en los periodistas, pues estigmatizan su labor menosprecipándola por andar en los mercados y en lugares de perfil sencillo y humilde.

Empero, ya entrado en confianza afirma que sigue y seguirá en la música, pues en su caso le genera si bien no altos ingresos, sí más que un empleo formal o de salario mínimo.

De acuerdo con él, en un día promedio entre semana consigue no menos de 400 pesos, cifra que aumenta considerablemente los fines de semana.

Eso sí, reconoce, hay que «talonearle», caminar todo el día por la calle, de un mercado a otro, buscando ganarse la simpatía de la gente, tocando bonita música y que el día sea bueno, pues en esto no hay seguridad.

«Depende de la suerte, a veces nos va bien, a veces mal, pero hay que trabajar y caminar mucho para que salga (el dinero, si no, no hay nada», señala.

José, quien reconoce no tener estudios de música, aunque sí de educación formal, pues llegó al Bachillerato, añade que aprendió su oficio de su padre y de su abuelo, quienes, a su vez, han sido músicos urbanos como él.

Su trabajo, comenta, le permite vivir a él y a su hermano de 16 años, pues con lo que les genera pueden pagar un cuarto de dos mil pesos en el Centro de Mérida, «aunque a veces si nos va mal, le decimos al señor (arrendador) que nos aguante dos semanas».

El entrevistado dice que ha andado por varias partes del país, pero se ha sentido cómodo en Mérida, donde pasan buena parte del año, aunque tiene el «gusanito» de aprender música de verdad con maestros de verdad.

«Me dicen que en Oaxaca hay muy buenos maestros y como me gusta mucho esto, pues quizás vaya en un tiempo a tomar clases con ellos.

«De hecho he recibido invitaciones para sumarme a grupos musicales de aquí de Mérida, pero creo que me hace falta estar mejor preparado», reconoció.

Asimismo, señaló que esta navidad no la podrá pasar en su casa en la capital michoacana, pues no lo programó, por lo que él y su hermano compartirán esa fecha tan especial entre ellos en su cuarto del centro de Mérida.

En tanto, él y Axel seguirán estos días interpretando la música que tanto les gusta y que es bien recibida en los principales centros de abasto de la aún «Blanca Mérida» que para ellos se ha convertido en su segunda, más no aún definitiva casa.

Facebook
Twitter
LinkedIn