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Los que se quedan, historias reales de la inmigración en México

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Los que se quedan, historias reales de la inmigración en México

“¿Qué hay en los Estados Unidos?” pregunta la maestra a su grupo de pequeños alumnos en una escuela rural de Jalisco; casi al unísono los niños y las niñas contestan “dinero, trabajo y cadenas de oro”. La profesora sigue preguntando y la mayoría expresa que quiere irse “al otro lado”, sólo una chiquilla dice que ella se va a quedar en el pueblo para ser maestra.

Los que se quedan
Los que se quedan, Evelyn de Dzoncauich, Yucatán

Esta es una de las primeras escenas del conmovedor documental Los que se quedan de Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman que se presentó este jueves y viernes durante la gira Ambulante 2009, aquí en la ciudad de Mérida. Poco a poco, el filme envuelve al espectador hasta conducirlo a la intimidad de varias familias mexicanas que tienen algún ser querido trabajando en los Estados Unidos. Vemos sus diferencias y similitudes: Yucatán, Jalisco, Puebla, Michoacán, Zacatecas y Chiapas, son las piezas que conforman este paisaje, rompecabezas nacional, de la inmigración mexicana hacia los Estados Unidos.

En Dzoncauich, Yucatán, el documental narra la vida sin papá de Evelyn, su madre Maricela y sus hermanitos, dejándonos ver, en la cotidianidad, sus momentos más íntimos. En Jalisco, conocemos la disyuntiva a la que se enfrentan a diario Rodolfo y su hija Yaremi, entre irse el padre de mojado para que la jovencita y sus hermanas continúen sus estudios, o quedarse juntos viviendo de la cosecha de pepinos en su tierra, si hay condiciones que lo permitan.

En Michoacán vemos llorar a una madre a punto de dar a luz, porque su esposo en cuanto nazca su bebé y se le bautice, tendrá que irse a cruzar la frontera. Pero también el documental nos muestra cómo ha mejorado la calidad de vida de aquellos que se quedaron, gracias al dinero que el hijo o el esposo les han mandado durante largos años de ausencia. En Puebla hallamos la historia de los padres ancianos que están esperando desde hace mucho tiempo el retorno de sus hijos; y en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el drama de una viuda a quien le mataron al marido -que estaba de mojado en los Estados Unidos- en una caseta telefónica justo cuando acababa de hablar con ella.

A los asistentes a la función de Altabrisa, nos explicaban Carlos Hagerman y Martha González Uc –pieza clave del equipo de producción La sombra del guayabo-, que Los que se quedan pretende ser testigo de este fenómeno social de México. Definitivamente es un documental que rompe con los prejuicios que sobre este género cinematográfico pesan. El tema, tanto como el tratamiento de las historias personales que plasma, sacuden al espectador y lo conducen poco a poco a la intimidad de la vida de las personas reales que protagonizan el filme, así como a la reflexión profunda que México le debe a sus inmigrantes.

Virginia Carrillo.

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